Con una retahíla de insultos, sin abandonar nunca la sonrisa, Pablo Casado, el líder del conservador Partido Popular (PP), llevó a cabo una agresiva campaña para tratar de contener la hemorragia de votos hacia la extrema derecha de Vox y el centro liberal.
El político español de 38 años dirige el PP desde el pasado julio. Fue entonces cuando sucedió a un Mariano Rajoy descabalgado del poder por una moción de censura promovida por los socialistas, después de que la justicia acreditara que el partido se benefició durante años de una contabilidad ilegal.
Apadrinado por el ex presidente del gobierno José María Aznar (1996-2004) y partidario como él de un PP más duro en lo ideológico, Casado ve con malos ojos el aborto y la eutanasia y propone intervenir de nuevo la autonomía catalana para meter en cintura al separatismo.
– Un esfuerzo “sobrehumano” –
Desde su llegada al mando se propuso reubicar al PP claramente en la derecha.
Una apuesta que ha redoblado en los últimos meses ante el ascenso de Vox, decidido a comerle el terreno a unos ‘populares’ a los que tacha de “derechita cobarde”.
El quebradero de cabeza con la extrema derecha no es el único para el candidato conservador, ya que por el centro sigue afrontando la fuga de votos hacia Ciudadanos.
“Creo que lo que estamos haciendo (…) es un esfuerzo sobrehumano”, reconoció Casado este mes en la radio Onda Cero, destacando que había dado tres vueltas a España, provincia a provincia, para “reconstruir todo el espacio electoral”.
César Calderón, jefe de la consultora política Redlines, coincide en que Casado ha tenido que afrontar “una campaña tremendamente compleja”.
“En cualquier elección que veamos en el pasado, el PP tenía asegurado ese voto de derecha confesional, rural y tradicionalista”, explica.
Una situación que ya no se da, y que ha obligado a Casado a resintonizar, y mucho, su mensaje.
– “Movido por el miedo” –
En los últimos meses, este castellano de Palencia, casado y padre de dos hijos, se entregó a un discurso virulento contra su rival socialista, Pedro Sánchez, y sus hasta ahora socios, la izquierda radical de Podemos y los nacionalistas vascos y catalanes.
Según él, Sánchez se ha comportado como “el mayor felón de la historia democrática de España” y ha sido un “mentiroso compulsivo”, un “irresponsable”, un “desleal” y “una catástrofe para el futuro de España”, calificativos todos ellos que le descerrajó en una sola intervención, en febrero.
Lucía Méndez, veterana periodista del diario El Mundo, cree que Casado “actúa movido por el miedo” y dominado por el “pánico al descalabro de un partido histórico cuyo electorado se ha desgajado por el centro y por su derecha”.
– Un hombre “empático” –
Su retórica contrasta no obstante con su afabilidad y su sonrisa inmarcesible.
Pablo Iglesias, el líder de Podemos, se lleva bien con él pese a su antagonismo político. Cuenta en un libro que Casado, padre de un niño prematuro, se mostró muy “empático” cuando sus gemelos nacieron el pasado verano tras sólo seis meses de gestación.
“Eso siempre se agradece, sobre todo cuando hay autenticidad”, escribió Iglesias.
Cuando ganó las primarias del PP en julio, frente a la más moderada Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta de Rajoy, Casado prometió “regeneración” en un PP devastado por varios escándalos de corrupción.
Ya en ese momento él mismo estaba envuelto en su propia polémica, al conocerse que había obtenido un título de posgrado en condiciones muy ventajosas. El caso fue finalmente archivado por el Tribunal Supremo.
Igualmente ha sido criticado por decir falsedades durante la campaña, puestas a la luz del día por medios de izquierdas.
El asunto le valió una broma en el debate electoral de este lunes, cuando Sánchez dijo que habría que ponerle, en lugar del detector de mentiras, “el detector de verdades”.
“Es un poco Donald Trump”, afirma José Pablo Ferrándiz, del instituto de sondeos Metroscopia. “Estamos viendo esto de la posverdad, de la fake news, que está utilizando mucho. De momento creo que no le está dando el rédito electoral que espera”.
Los sondeos predicen un descalabro del PP en el número de diputados. La cuestión es si pese a ello logra Casado articular una mayoría parlamentaria para gobernar con apoyo de Ciudadanos y Vox.
En cualquier caso, el candidato cree estar haciendo lo correcto en un momento tan complicado para su partido, tal como dijo recientemente: “Creo que la línea que estoy marcando es la que hacía falta”. AFP