Rugir de trabajadores, por Omar González Moreno @omargonzalez6

Rugir de trabajadores, por Omar González Moreno @omargonzalez6

Para los trabajadores venezolanos a Nicolás Maduro solo le queda la piel para cubrir su traición como antiguo asalariado en su condición de Chofer de un Autobús. Solo un muy remoto olor de saber ganarse la vida con el sudor de su frente. Ni siquiera el costoso traje color negro de manto funerario, ni la banda tricolor terciada sobre su abultada panza, ni el maquillaje untado sobre su rostro para que le tomen la foto oficial de su ilegitimo nuevo periodo presidencial, puede ocultar su vergüenza en la antesala del 1º de Mayo, Día Internacional del trabajador.

Maduro y su camarilla saben que ahora ellos son como la luz y la sombra, como el día y la noche, como la sonrisa y el llanto, en comparación con los trabajadores venezolanos que se mueren de hambre, que sufren los apagones, la falta de agua, medicinas y, sobre todo, de salarios que le permitan vivir dignamente junto a su familiares. Todo eso fue liquidado por quien se hizo llamar el presidente obrero. Por ello no esperan nada para esta emblemática fecha. Más bien quisieran amarrarle las manos para evitar que firme un nuevo decreto de aumento de sueldo para prolongar la agonía de la hiperinflación que los agobia.

Las acciones en medio del Primero de Mayo se han convertido en un ciclo vicioso, endiablado, maléfico; todos los años el régimen venezolano decreta un incremento del salario mínimo y a su vez, esto es detonante para que el costo de la vida se dispare con mayor velocidad, para que los trabajadores tengan menos posibilidades de crecer y de progresar.





Por un lado el régimen decreta el incremento del salario mínimo y por el otro lado los precios de los alimentos, medicinas, y todos los bienes y servicios del país se van por encima de las nubes.

Todos los años pasa igual, y todos los años el régimen usurpador comete el mismo error. Constantemente hacen anuncios económicos que en vez de mejorar la vida de los venezolanos la empeora en niveles sorprendentes.

Lo que se vislumbra para este Primero de Mayo es lo mismo de siempre, un alza de los salarios, acompañado por una devaluación, mayor encarecimiento de los productos y mayor pobreza en el país.

Sí, es un círculo terrible. El régimen aumenta sueldos, más no la producción, sacan a la calle más billetes inorgánicos, generando mayor inflación, la crisis empeora y la gente es la que paga los platos rotos.

Y, cómo dice el viejo refrán “loro viejo no aprende hablar”, ya el régimen se acostumbró a esta metodología que le permite crear retórica, mas no la efectividad, la cual permanentemente se desploma.

Desde esta tribuna les hago un llamado a los trabajadores venezolanos, a que no permitan que los usurpadores los sigan engañando, que se sigan burlando de ustedes.

En Venezuela cada vez que se anuncia un incremento del sueldo, la masa trabajadora en vez de alegrarse se entristece porque ya conocen las consecuencias de este tipo de medidas.

Después del Primero de Mayo, e incluso antes, lo que se viene encima es más hambre, más inflación y sobre todo más desempleo. Las pocas empresas que subsisten en la nación no pueden con la carga económica, la inflación y el caos económico que impera en el país.

Y esto que vivimos, sin más ni menos, es lo que se llama socialismo. La destrucción de los medios de producción, el empobrecimiento de los trabajadores, ya sean obreros, técnicos o profesionales. Mientras que en la camarilla del poder, los enchufados, gozan del poder y de los beneficios que recibende éste.

¡Trabajadores! Es el momento que ustedes, unidos como un solo hombre, salgan a las calles a protestar por calidad de vida, por un sueldo que no se diluya en la inflación, por condiciones de vida dignas, donde su trabajo valga de verdad.

Es el momento que todos los trabajadores salgan a acompañar al presidente legítimo de Venezuela, a Juan Guaidó, en la convocatoria que acaba de hacer para expresar abierta, decidida y cívicamente su firme determinación por la libertad de Venezuela y por un país donde se pueda trabajar y vivir bien.