Los diputados de la Asamblea Nacional sufren desde hace 40 meses detenciones, agresiones, secuestro, cárcel o exilio, publica El Mundo.
“Vamos por ti”. La pintada, firmada por paramilitares chavistas y que apareció ayer en la fachada del hogar del diputado José Antonio Mendoza en Monagas, resume no sólo la última embestida revolucionaria contra los diputados que apoyan al presidente encargado, Juan Guaidó, sino también 40 meses de asedio que serían perfectos para el ‘spin-off’ de un Juego de Tronos” contemporáneo.
La detención de Edgar Zambrano, vicepresidente del Parlamento democrático, se suma a una larga lista de acciones bolivarianas contra los diputados, que van desde los asaltos de radicales al hemiciclo, en connivencia con los militares que lo custodian, hasta las palizas a los parlamentarios, pasando por el acoso diario, que incluye robos, amenazas, lanzamiento de objetos y una especie de apartheid civil: los elegidos por el pueblo no cobran su sueldo por decisión presidencial, tampoco disponen de presupuesto, les retiran los pasaportes y encuentran todo tipo de dificultades para usar cualquier servicio del Estado, hasta para subirse a un avión.
La captura de Zambrano y su ingreso en el siniestro Helicoide, una de las sedes del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), se realizó de una forma sólo posible en el surrealismo trágico revolucionario. El dirigente de Acción Democrática (AD), uno de los interlocutores del ex presidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, fue sorprendido dentro de su vehículo en las inmediaciones de la sede de su partido. Al negarse a salir de él, la policía política trajo una grúa, cargó el coche y se lo llevó a la fuerza con todas las personas que iban en su interior.
“Es muy grave, también ridículo y absurdo que se lo lleven en una grúa. Lo hacen para generar terror”, denunció ayer Guaidó, quien ha llamado a protestar mañana en las calles para defender al Parlamento. El presidente de la Asamblea Nacional (AN) realizó su pronunciamiento al país rodeado de diputados, todos ellos víctimas del hostigamiento revolucionario.
De momento, de la lista de 10 parlamentarios a quienes se les ha arrebatado esta semana su inmunidad de forma ilegal e inconstitucional, uno (Zambrano) está detenido y dos permanecen refugiados en embajadas extranjeras. Del centenar de diputados, 24 principales y 5 suplentes ya sufren persecución judicial. Pero la lista final es interminable, donde cabe casi de todo: exiliados, asilados, torturados, desaparecidos, encarcelados, perseguidos, secuestrados y hostigados. Al menos 70 parlamentarios conforman esta lista.
“No me pienso entregar, estoy como huésped en la Embajada de Argentina”, confirmó el diputado Richard Blanco, dirigente de la Fracción 16 de Julio, y el más estrecho colaborador del ex alcalde Antonio Ledezma, exiliado en España. Mariela Magallanes, dirigente de La Causa R (una escisión del Partido Comunista) está refugiada desde el martes en la legación diplomática italiana.
Todo ello en una Asamblea Nacional (AN) cuyos poderes legislativos le fueron arrebatados a través del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y entregados a una Asamblea Constituyente (ANC), órgano revolucionario que funge como una mezcla de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba y del Comité de Salud Pública de la Revolución Francesa. La guillotina no se ve, pero se siente.
Hasta gritos de “paredón” contra Guaidó han resonado en la ANC, que cumple dos años de vida. Eso sí, nada se sabe de la Carta Magna, cuya redacción debería ser su único cometido. La ANC resultó elegida con el aporte de más de un millón de votos sumados de forma fraudulenta, según la denuncia de la empresa encargada del sistema de voto electrónico. El desacato inventado de forma ilegal por el TSJ, ordenado desde el Palacio de Miraflores, ha evitado que ni una sola de las leyes aprobadas desde enero de 2016 se haya puesto en marcha.
El acoso también se prolonga gracias a los ‘mass media’ chavistas, que emiten sin rubor imágenes, conversaciones privadas o grabaciones clandestinas obtenidas por los servicios de Inteligencia. Una práctica penada en cualquier país del mundo que en Venezuela se lleva a cabo con absoluta impunidad.
Zambrano se ha unido a Juan Requesens, diputado de Primero Justicia recluido en el Helicoide, acusado de participar en el supuesto atentado contra Maduro de agosto pasado. Ayer mismo su familia volvió a denunciar que los nuevos jefes del Sebin prohibieron la asistencia de sus abogados. Durante la dirección del general Cristopher Figuera, destituido por Maduro y huido a un país vecino tras el 30-A, las condiciones humanitarias se multiplicaron en las mazmorras del chavismo. En cambio, el regreso del general Gustavo González López, acusado ante la Corte Penal Internacional por delitos de lesa humanidad, ha supuesto nuevas violaciones contra sus derechos.
Derechos de los que carece otro diputado, Gilber Caro, desaparecido hace 12 días y que se cree está recluido en alguna dependencia del Sebin. Este parlamentario de Voluntad Popular ya sufrió un año y medio de cárcel, sin pruebas ni motivos más allá de imponer el terror.
El principal martillo contra el Parlamento desde que la oposición ganase las elecciones de 2015 ha sido el TSJ, que ha dictado un torrente de sentencias para consolidar el “golpe de Estado continuado”, como lo definió ayer Guaidó. Un atropello tras otro con un único objetivo: impedir que el Parlamento ejerciera sus poderes tras el fracaso electoral de Maduro. “La AN es el único poder legítimo que queda en el país”, insistió Rafael Uzcátegui, director de Provea, ONG de derechos humanos.
Tanto Naciones Unidas como la Unión Europea deploraron la embestida contra el Parlamento, uniéndose de esta forma a los gobiernos de la región. EEUU repitió palabras ya conocidas: “Habrá consecuencias”.
Diosdado Cabello, número dos del chavismo situado al frente de la ofensiva contra la AN, aprovechó su programa de televisión para cargar contra Zambrano, con quien en otros tiempos mantuvo relaciones cordiales, algo que parece haber olvidado a tenor de sus afirmaciones: “Es uno de los principales jefes del golpe. Le metieron una grúa al carro (coche) y cuando llegó… A mí me da pena decirlo, pero ese carro hay que lavarlo completamente. El que entendió, entendió. Hay que lavarlo, desinfectarlo y quitarle los malos olores”.