Decenas de miles de musulmanes, con la alfombra de rezo al hombro, colapsaron hoy los accesos a la Ciudad Vieja de Jerusalén tras rezar en la Explanada de las Mezquitas, en este primer viernes de oración del mes sagrado de Ramadán.
Con la salida del sol, miles de palestinos de Cisjordania ocupada cruzaron los puestos de control israelíes con los permisos excepcionales que obtienen para poder entrar en esta jornada en Jerusalén y acudir al rezo del mediodía, el más multitudinario.
El organismo militar israelí encargado de los asuntos civiles en territorio ocupado, COGAT, informó de que hasta las 09.00 GMT más de 67.000 palestinos habían entrado en la Ciudad Santa, separada por un muro de hormigón del resto de Cisjordania.
Alrededor de 150.000 personas oraron dentro del recinto de la Explanada de las Mezquitas, en la zona este palestina ocupada por Israel, en torno a la que se desplegaron amplias medidas seguridad, con refuerzo de agentes y un helicóptero que sobrevolaba la ciudad amurallada.
El complejo es para los musulmanes el tercer lugar más sagrado después de La Meca y la Medina, y alberga en su interior la mezquita de Al Aqsa, la más grande de Jerusalén, y la Cúpula de la Roca, con su imponente domo dorado.
Las estrechas callejuelas de la ciudad amurallada bullen estos días hasta la madrugada cuando los palestinos, después de la ruptura del ayuno a media tarde, se lanzan a las calles a pasear y hacer compras.
La familia palestina Sanduqa es la encargada en Jerusalén de anunciar cada atardecer la ruptura del ayuno (“iftar”) con el disparo de un cañón que hace más de cien años cogieron del Ejército turco otomano y hoy lo detonan en un cementerio musulmán junto a la Ciudad Vieja. EFE