China prohibió los análisis de sangre de las mujeres embarazadas para conocer el sexo del feto con el objetivo de evitar los abortos selectivos, pero surgieron prácticas médicas ilegales, como enviar muestras de sangre a Hong Kong, según una investigación de la AFP.
Pekín se comprometió en 2015 a erradicar este tráfico que no ha dejado de prosperar ante el deseo de los padres de saber si esperan a un niño o una niña, un anhelo fruto de la política del hijo único, que Pekín abandonó hace tres años, permitiendo ahora tener a un máximo de dos hijos.
Decenas de personas participan en el contrabando de sangre hacia la excolonia británica donde proponen abiertamente sus servicios, pese a la importante vigilancia de las autoridades.
Hacer pruebas de sangre para conocer el sexo del feto está prohibido en China, exceptuando casos imprescindibles por motivos médicos.
Tras años de abortos selectivos, en China hay 31,6 millones de hombres más que de mujeres. El año pasado se contabilizaron 100 nacimientos de niñas por 115 niños.
Pekín flexibilizó en 2016 la política del hijo único, establecida en 1979 y que limitaba el número de hijos a uno solo.
Esto no terminó, sin embargo, con el deseo de las familias de tener a un niño en lugar de una niña, sobre todo entre aquellas familias cuyo primer descendiente es de sexo femenino.
– Detenida con 142 frascos –
En cambio, en Hong Kong pueden realizar estos análisis de sangre para conocer su sexo y algunas clínicas prefieren hacer la vista gorda ante las muestras procedentes de la China continental.
Haciéndose pasar por una posible clienta, una periodista de la AFP se puso en contacto en China con tres agentes que le propusieron organizarle visitas en tres laboratorios o facilitarle el envío de una muestra de sangre a Hong Kong por 580 dólares (520 euros).
Tras pagar un adelanto, el cliente recibe un kit de análisis a través de un intermediario. Algunos agentes aconsejan incluso que pidan la asistencia de una enfermera para realizar la toma de sangre.
A continuación, solo debe enviar la muestra a Shenzen, una localidad fronteriza con Hong Kong, en el sudeste del país. Allí los contrabandistas la harán entrar ilegalmente en la excolonia británica.
Ninguno de los intermediarios reveló cómo la introducen en Hong Kong, pero todos ellos aseguran que llegará sin problemas a su destino.
“La transportarán al laboratorio en un vehículo especializado. Las muestras se encuentran bajo condiciones adecuadas, todo irá bien”, prometió uno de los agentes, que se comprometió a tener los resultados de las pruebas en 24 horas.
En febrero, detuvieron en la frontera a una niña de 12 años que llevaba en su mochila 142 frascos con sangre de mujeres embarazadas.
– “Quiero un niño” –
El test de células fetales a través de análisis de sangre, a partir de fragmentos del ADN en el feto, representó en 2010 un gran avance científico al permitir conocer el sexo del futuro hijo a partir de la séptima semana, mucho antes que mediante una ecografía.
Esta técnica, que también permite detectar la presencia de anomalías cromosómicas, como la trisomía 21, resulta menos agresiva que la amniocentesis, que consiste en tomar muestras de líquido amniótico a través de una aguja, lo que puede provocar un aborto.
En lugar de enviar muestras de sangre, algunas mujeres prefieren la opción legal de ir directamente a hacerse un análisis a Hong Kong.
“Tengo tres hijas”, reconoce a la AFP un hombre, de 39 años, que dice llamarse Wang, que acompañó a su mujer a hacerse una prueba en un laboratorio en el distrito de Kowloon, en la excolonia británica.
“Siendo franco, quiero un niño”, añade Wang, que superó el límite legal del número de hijos, como hacen muchas familias acomodadas en el gigante asiático.
“Los chinos siempre quieren tener un niño para perpetuar su linaje”, asegura. “Es arcaico, pero mucha gente piensa de esta forma”.
Si el hijo que esperan es de sexo femenino, esta pareja abortará, afirma. “Mi mujer solo está embarazada de unos 50 días, lo podemos resolver con medicamentos”.
Este tráfico cuestiona las prácticas de los laboratorios de Hong Kong, que vulneran las leyes dado que la normativa local prohíbe los análisis de sangre sin la prescripción de un médico hongkonés.
Mientras que en China es ilegal exportar muestras de sangre sin un permiso especial, en Hong Kong su importación solo está prohibida en el caso en que haya agentes infecciosos.
El departamento de Sanidad de Hong Kong indicó a la AFP que se triplicó desde 2016 el número de investigaciones abiertas por este comercio ilegal, pero ninguno de estos casos llegó a los tribunales.
Un laboratorio, cuyo nombre fue citado por uno de los intermediarios contactados por la AFP, negó haber realizado análisis de sangre de muestras recibidas por traficantes y aseguró que no trabajaba con intermediarios de China continental.
Ninguna de las administraciones chinas contactadas por la AFP respondió a las múltiples peticiones de entrevista.