El ambiente laboral al que se enfrentan día a día los educadores del país se deteriora con rapidez, amenazando la salud física y emocional de los docentes, un problema que se suma a la grave situación económica que atraviesa el gremio.
La labor sindical de los docentes se cuenta entre una de la más vapuleada en los últimos 20 años. Sus reclamos no son atendidos por el Ministerio de Educación ni por el del Trabajo y -en lo que va de 2019- han sido protagonistas de más de 100 protestas, de acuerdo con el Observatorio de Conflictividad Laboral del Instituto de Altos Estudios Sindicales.
En una reunión sostenida por Inaesin con los principales representantes del magisterio, se acordó brindar la asesoría necesaria para canalizar, documentar y hacer seguimiento a las exigencias más allá de las salariales.
Falta de servicios básicos (agua, luz aseo), estructuras precarias y desorden institucional, están ocasionando un impacto importante en la salud física y psicológica de los trabajadores de la educación, factores que se agregan al aplanamiento de los sueldos en un sistema de escalas cada vez menos justo, según relatan sindicalistas del gremio integrado mayormente por mujeres.
Inaesin trabaja con las organizaciones gremiales para llevarles talleres que les permiten conocer a plenitud sus derechos laborales, de manera de apoyarlos en sus exigencias tanto salariales como de condiciones dignas.
“Los docentes están muy preocupados por su situación y quieren que la discusión vaya más allá del contrato colectivo para ampliar la seguridad social integral y el ambiente laboral. En especial porque muchas prácticas a las que son sometidos tienen una marcada intención de control político”, dijo Nelson Landáez, coordinador técnico de Inaesin.
El Instituto, en su acompañamiento a los sindicatos del sector educación para sistematizar y recopilar denuncias, prepara un expediente que será enviado próximamente a la Organización Internacional del Trabajo.
Nota de prensa.