A pesar de sus gravedades, poco o nada se conoce de las citas efectuadas o a efectuarse en la capital noruega. Todo se reduce a la boletería aérea, sin más.
Los propulsores del diálogo, poco importa si incondicional, las celebran. ¿Para qué detallarlas, indagar sobre la representatividad de los enviados o la confianza que deben generar?
Eje del consenso y de la transición, la Asamblea Nacional no abordó el asunto la semana pasada y, al menos, la Fracción 16 de Julio, demanda que se plantee el venidero martes de sesión. ¿Por qué es pecaminoso preguntar en un terreno en el que han golpeado tanto a la oposición, incluso, con previo aviso?
A la vez, arrancó una campaña de descrédito enfilada hacia María Corina Machado, nada inocente. La operación se dice perfecta para tratar de desacreditarla y, así, pretender legitimar la arriesgada incursión a Noruega.
Sólo cabe decir que están las lecciones todavía recientes de República Dominicana, por lo que a todos nos inquieta un diálogo que tiene como fundamental precaución la opacidad. Y recalcar la inmensa responsabilidad del parlamento que debe ejemplificar ese consenso para seguir adelante: enciclopédicamente hablando, no son todos los que están y no están todos los que son por aquellos lares, un detalle nada más.