El término “trigasmo” fue creado por la sexóloga Ava Cadell, quien brinda cursos específicos sobre esta técnica. Se refiere a un tipo de orgasmo que se alcanza cuando se estimulan, al mismo tiempo y en forma correcta, tres zonas erógenas del cuerpo femenino: el clítoris, el Punto G y el ano. Así lo reseñó Clarín, Entre Mujeres.
“He estado enseñando la combinación simultánea del Punto G y la estimulación del clítoris durante varios años. A las parejas les encantó. Las mujeres aprendieron cómo llegar al orgasmo interno y al externo, al mismo tiempo, y los hombres se sentían como si fueran héroes. Por lo tanto, aquí está la revolución: el trigasmo, que incluye también el sexo anal”, explica Cadell en su sitio Loveologyuniversity.com.
¿No te animás a incursionar “por atrás”? Según la experta, no es necesario tener una plena penetración con el fin de experimentar placer. De hecho, tu pareja puede utilizar una pluma, la lengua o el meñique para estimular o sumar presión.
Para alcanzar el trigasmo, es clave practicar posturas que ayuden a sincronizar los movimientos:
1. Sexo oral. Con la lengua, el hombre estimula el clítoris de la mujer. Mientras, usa uno o dos dedos (con la palma de la mano hacia arriba) para estimular el Punto G y, al mismo tiempo, utiliza otro dedo para estimular el ano.
2. La mujer arriba. Ella se sienta encima de su compañero e inclina sus caderas contra él, para estimular su clítoris. A través de la penetración, se busca alcanzar el Punto G. Mientras, el hombre le realiza la estimulación anal con la mano o con un vibrador.
3. En “cuatro patas”. En este caso, la mujer autoestimula su clítoris con sus dedos. Mientras, el hombre llega con su mano al Punto G y, en forma simultánea, le realiza estimulación anal con su pene o con un juguete sexual.
La mujer también puede alcanzar el trigasmo a solas, a través de la autoestimulación y el uso de vibradores. En todos los casos, “asegúrate de experimentar muchas combinaciones posibles, con el fin de determinar lo que más te agrada. Además, experimenta con variaciones de estimulación, como el uso del agua o de distintos juguetes sexuales”, sugiere Cadell.