Hong Kong se sumergió en una nueva crisis política el domingo por la noche después de que varios cientos de miles de personas salieran a las calles para frustrar un proyecto de Ley de Extradición que permitiría que los sospechosos fueran enviados a China continental para ser juzgados.
Los organizadores dijeron que sus cálculos iniciales cifraban la participación en más de medio millón de personas, afirmando que superó a una manifestación de 2003, cuando 500.000 personas salieron a las calles para desafiar los planes del Gobierno de endurecer las leyes de seguridad nacional.
Esas leyes fueron aparcadas posteriormente y un funcionario clave del Gobierno se vio obligado a dimitir. La avalancha del domingo ya esta aumentando la presión sobre la administración de la Jefa Ejecutiva de Hong Kong, Carrie Lam, y sus partidarios oficiales en Pekín.
“Tiene que retirar el proyecto de ley y renunciar”, dijo el veterano legislador del Partido Demócrata, James To, a las multitudes que se reunían frente al Parlamento de la ciudad y a la sede del Gobierno el domingo por la noche.
“Todo Hong Kong está en su contra”, añadió.
Después de hablar To, miles de personas seguían llegando, habiendo comenzado la marcha cinco horas antes, llenando cuatro carriles de una calle principal. Algunos estaban sentados en un parque cercano cantando “aleluya”, sin embargo, en una carretera cercana se producían situaciones tensas después de horas de protestas pacíficas.
La policía antidisturbios armada con porras y cascos se estaba reuniendo mientras que la emisora RTHK, financiada por el Gobierno, informaba de que utilizó espray de pimienta contra seis hombres encapuchados que intentaban bloquear la carretera.
Lam aún no había hecho comentarios sobre el acto. La manifestación puso fin a semanas de creciente indignación en la esferas empresarial, diplomática y jurídica, que temen una erosión en la autonomía jurídica de Hong Kong y la dificultad de garantizar la protección jurídica básica en la China continental.
Funcionarios de Estados Unidos y Europa han emitido advertencias formales -preocupaciones que coinciden con las de los lobbies internacionales del comercio y derechos humanos que temen que los cambios afecten el Estado de derecho de Hong Kong.
La antigua colonia británica fue devuelta al Gobierno chino en 1997, entre garantías de autonomía y de varias libertades, incluyendo un sistema legal autónomo, que muchos diplomáticos y líderes empresariales creen que es el activo restante más fuerte de la ciudad.
La inusualmente amplia oposición al proyecto de Ley de Extradición del domingo se produjo en medio de una serie de movimientos gubernamentales para profundizar los vínculos entre el sur de China continental y Hong Kong. Reuters