El general venezolano que el 30 de abril permitió la liberación de Leopoldo López y a punto estuvo de forzar la huida de Nicolás Maduro a Cuba llegó el lunes a Estados Unidos, donde colaborará con la Administración de Donald Trump en su estrategia para propiciar la caída del régimen chavista. Así lo reseña abc.es
El enviado especial del gobierno norteamericano para Venezuela, el embajador Elliott Abrams, confirmó ayer la entrada de Christopher Figuera en el país y dijo que espera reunirse con él en los próximos días por la importante información que tiene sobre el régimen.
La llegada del general Figuera a EE.UU. es de especial importancia para la Casa Blanca, porque demuestra que alguien que hasta hace apenas dos meses se encontraba en la lista negra de sanciones por los abusos en Venezuela puede hoy viajar sin cortapisas y con acceso a los bancos e instituciones financieras en el mercado norteamericano e internacional.
Abrams dijo ayer en conferencia de prensa que el levantamiento de sanciones es «una señal a otros funcionarios de cómo puede ser su futuro si hacen lo mismo que él».
Figuera dirigió el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional entre octubre y abril y participó en la conjura para forzar la salida de Maduro a Cuba, que estaba programada para el 1 de mayo.
Según ha revelado el general en una entrevista concedida a «The Washington Post» en Colombia, fue él quien adelantó el pronunciamiento un día, porque temía que los «colectivos», grupos de civiles armados afines al chavismo, atacaran las manifestaciones convocadas para el día del trabajo. El intento de los opositores de hacerse con el poder fracasó.
Un «hombre libre»
Abrams dijo ayer que EE.UU. no trajo a Figuera, sino que este viajó por su propia iniciativa «como un hombre libre». Desde el 2 de mayo el general se encontraba en Colombia, donde colaboró con los servicios de inteligencia de ese país. Durante los primeros días de su exilio ha pedido a través de varios mensajes difundidos en redes sociales a otros generales, como el ministro de Defensa Vladímir Padrino, que hagan lo mismo que él y fuercen un relevo en el gobierno de su país.
Coinciden Figuera y el gobierno de EE.UU. en que quien hizo fracasar el pronunciamiento del 30 de abril fue el presidente del Tribunal Supremo venezolano, Maikel Moreno, que había aceptado dar legitimidad jurídica a la expulsión de Maduro. Según afirma ahora Figuera, el juez Moreno pidió 100 millones de dólares (87 millones de euros) y ser él el presidente interino, en lugar de Juan Guaidó.