Cuba aprobó el jueves un paquete de medidas para impulsar la frágil economía doméstica en medio de las presiones que ejerce el gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para que La Habana deje de apoyar a su aliado político, Venezuela.
El gobierno de Trump anunció el mes pasado una serie de restricciones, como el endurecimiento de los requisitos para los viajes de estadounidenses a Cuba o la anulación de las visitas de cruceros, y permitió que se entablen demandas en su país contra compañías extranjeras por usar propiedades nacionalizadas tras la revolución de Fidel Castro en 1959.
Cuba es un aliado cercano del mandatario venezolano, Nicolás Maduro, quien enfrenta una campaña de presión de Washington para obligarlo a dejar el cargo en favor del líder opositor Juan Guaidó.
“Las medidas buscan defender la producción nacional, diversificar e incrementar exportaciones, sustituir importaciones, fomentar encadenamientos productivos, potenciar la empresa estatal, avanzar en la soberanía alimentaria (…)”, dijo el ministro de Economía, Alejandro Gil, citado en una nota oficial.
Gil, quien participó en una reunión del Consejo de Ministros de Cuba, dijo que las medidas se pondrán en marcha de manera paulatina e incluyen el incentivo a la producción nacional, el autoabastecimiento local, las inversiones y el fomento de la producción agropecuaria.
El ministro admitió esta semana en la televisión local que en el país existen deficiencias internas, como problemas de productividad, déficit en el proceso inversionista, incumplimientos de los ingresos por exportaciones, faltas de incentivos para exportar más, desvíos de recursos, indisciplinas y burocracia.
A fines de 2018, el gobierno cubano anunció un discreto crecimiento de 1,2% del Producto Interno Bruto y proyectó una expansión de 1,5% para el 2019.
Reuters