Tal como ocurre en la naturaleza, luego de pasar los efectos directos de un sismo, hay ocasiones en que las consecuencias inmediatas no son tan peligrosas y devastadoras como las posteriores. De manera que no sólo hay réplicas, también se puede producir un tsunami.
Luego de que Guaidó asumiera las competencias del ejecutivo, tuvo lugar el primer sismo de importante intensidad, con réplicas posteriores, unas de mayor o menor magnitud.
Posteriormente al 30 de abril, los daños a la infraestructura del régimen son evidentes, al punto que las dos fechas patrias más emblemáticas, 24 de junio y 5 de julio, terminaron de confirmar la incapacidad de Maduro y sus secuaces de movilizar contingentes militares de tamaño importante. Esto es así, porque, de otra manera, en ambas ocasiones, el narcorrégimen habría demostrado su poder y control haciendo unas demostraciones inmensas con la participación de los 4 componentes por todo lo alto.
Ahora bien, la simultaneidad de los hechos más atroces como lo fueron la muerte del Capitan de Corbeta Rafael Acosta y las gravísimas lesiones a un menor de 16 años en Táchira que tuvieron como consecuencia su desfiguración y pérdida de la vista, que casi coincidieron con la divulgación del informe de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU. En su conjunto, conforman la posibilidad de generar un tsunami que terminará barriendo con la tiranía.
¿Qué ocurre previo a un tsunami? Se ve el mar ratirarse de la orilla, surge una aparente calma…hasta que se ve cómo retorna toda esa masa de agua para llevarse por delante lo que se atraviese e invadir tierra adentro esos espacios que hasta hacía minutos estaban en aparente resguardo y tranquilidad.
Pareciera que estamos viendo los signos pero no los interpretamos, tal vez porque desde nuestra posición, así como quien está frente a una hilera de árboles con un terreno baldío en el fondo cree que está en presencia de un bosque, el régimen ha sido muy hábil en procurar someternos a ver lo que ellos quieren, además de sus operadores, algunos disfrazados de opositores, encargados de hacer ruido para evitar que dirijamos la atención al foco y podamos obsevar la realidad…
La suma de crispación, civil, militar, nacional e internacional, más el cúmulo de evidencias de todas las acciones ilegales de Maduro y su combo, terminarán confluyendo hacia la tan anhelada salida que nos permitirá conquistar finalmente nuestra libertad, paz, estado de derecho y posterior prosperidad luego del inmenso trabajo que deberemos acometer.
La otra posibilidad, es que este proyecto del Foro de Sao Paulo termine de desestabilizar la región con el éxodo venezolano; acciones globales de grupos terroristas con bases en Venezuela; consolidación del régimen con una especie de Stato Quo donde la comunidad internacional acepte que “así son las cosas”, donde, tal vez, surja un movimiento de resistencia armada que procure acciones de guerra asimétrica para debilitar la moral de los defensores del régimen y así tumbarlo.
Tal vez el segundo escenario sí obligue a las naciones afectadas por las acciones del régimen a coordinar esfuerzos fácticos y poco ortodoxos, pero efectivos, para dar por terminado su reinado de terror.
Al final, tal vez más tarde y a un mayor costo, el resultado será el mismo