María Alejandra López Madrid es señalada por diversas investigaciones como emisaria y amante de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera. En 2009 fue detenida en Asunción, Paraguay, por su vinculación con una red que traficaba el psicotrópico en toda América Latina. Así lo reseña infobae.com
La mujer fue apresada el 1 de mayo de ese año en el aeropuerto internacional Silvio Pettirossi bajo los cargos de “contrabando simple agravado de sustancias”. Iba a visitar a Leobardo Gaxiola López, alias Bado, un narcotraficante mexicano también ligado al Cártel de Sinaloa.
Le llevaba la noticia de que su padre había muerto. Según ha contado ella misma, fue su suegra la que le pidió realizar el viaje. Sólo que en vez de volver a México fue a prisión.
Una modelo que se volvió traficante
Alta y con ojos color miel, Alejandra fue modelo antes que traficante. Organizaba certámenes infantiles y hasta apareció en series como Papá Soltero. A finales de los 80 trabajó en una agencia de modelaje llamada Art Noveau, con sede en la colonia Condesa, en la capital del país.
Según recogió El Universal en una entrevista con ella, fue el fotógrafo Raúl Lobato quien la descubrió cuando la sinaloense consiguió el título de Miss Simpatía en una carrera de automovilismo de la Fórmula 1 en 1987.
“Yo tengo miles de gentes que pueden decir que yo no andaba en esas vainas [narcotráfico]. Me conocen porque fui modelo, estuve en la tele, hice de todo”, aseguró María en entrevista para el medio nacional.
La ex reina de belleza confesó que su mayor error fue aceptar un viaje gratis a Argentina en 2008, pagado por una mujer llamada Petra Torres. La conoció en una fiesta en el Pedregal. Viajó sin tener idea de lo que guardaba en su maleta, sin embargo, la suerte quiso que todo se descubriera.
Al llegar a Buenos Aires, los agentes aduanales descubrieron que las maletas de ambas mujeres tenían doble fondo; su interior estaba lleno de efedrina. Eran 19.954 kilogramos divididos en 36 bolsas.
Para ese momento en México el entonces presidente Felipe Calderón había hecho ilegal la importación y uso doméstico del agente farmacológico; esto luego de que se destapara el caso del empresario chino Zhenli Ye Gon, quien ganó millones con el tráfico de esa sustancia. Sin embargo, en Argentina seguía siendo legal, por lo que sólo quedo en una infracción aduanera.
Desde ese momento Alejandra se involucró en el negocio de la efedrina, y aunque hasta el momento niega haber conocido a “El Chapo”, las averiguaciones periodísticas y oficiales la señalan como una emisaria del narco, que tenía como misión poner en funcionamiento iglesias evangélicas que sirvieran como fachada para el lavado de dinero.
De narcotraficante a ama de llaves
“La Reina de la Efedrina” estuvo presa en Argentina por más de dos años, luego que un juez paraguayo aceptara su extradición a aquel país. Se le acusó de ser lugarteniente y amante de “El Chapo”.
Al salir de prisión volvió a México, donde se instaló en la Ciudad de México. Encontró empleo como ama de llaves de un hotel. Según contó a El Universal, tenía la idea de ahorrar y volver a Sinaloa para poner un expendio de cerveza, escribir un libro y continuar con los certámenes de belleza.
Sin embargo, alguien en la administración del hotel buscó su nombre en internet y encontró la historia del presunto nexo con El Chapo, así como una decena de artículos que cuentan su paso por América Latina. La apodaron “La Reina de la Efedrina” y fue despedida.
La ex convicta asegura que desde que salió de prisión ha vivido discriminada; pasando de trabajo en trabajo porque la gente busca sus antecedentes y luego la corre. Ha trabajado en hoteles, haciendo sanaciones, cuidando adultos mayores y hasta en un puesto de burritos.
“Yo nunca fui cualquier cosita, fui La Reina de la Efedrina y no tengo para pagar el café, eh, ¡qué incoherencias de la vida!”, dijo durante su entrevista para el medio nacional. Aunque no culpa a nadie por lo que le pasó, asegura que ha sido estereotipada, lo que no le ha hecho imposible seguir con su vida.”No por ser sinaloense ya voy a ser mafiosa“, concluyó.