A pesar de las diferencias y múltiples problemas a lo largo de la historia, ambas naciones están estrechamente vinculadas. No exagero al decir que tenemos un destino común. Cuanto sucede en cualquiera de las dos afecta irremediablemente a la otra. Por eso y mucho más, debemos prestar atención a cuanto está sucediendo.
Desde la realización del Foro de Sao Paolo se profundiza una clara estrategia continental para recuperar terrenos perdidos por el socialismo comunistoide y destruir todo cuanto ha significado obstáculo firme a sus propósitos. En esa conferencia celebrada recientemente en Caracas estuvieron presentes, entre otros, los líderes disidentes de las FARC Iván Márquez y Jesús Santrich. Tenían tiempo en territorio venezolano y se dice que los mensajes conocidos sobre sus propósitos fueron grabados en Venezuela. No es aventurado darle la razón al presidente colombiano, Iván Duque, cuando afirma que la disidencia de las FARC, el ELN y otros grupos paramilitares, todos vinculados al narcoterrorismo, actúa libremente en nuestro territorio bajo la protección y apoyo del régimen representado por Nicolás Maduro. Por segunda vez, en poco tiempo, ha solicitado al presidente (e) Juan Guaidó, autorización para actuar directamente contra esta amenaza binacional y, al menos, un entendimiento entre ambos para hacerlo de manera conjunta. Los acontecimientos están en pleno desarrollo. Se trata de un hecho existencial y nuestra inquietud apunta a la pasividad de nuestras fuerzas armadas y las confusas, para no decir cómplices, declaraciones del Ministro de la Defensa. Los tipos tienen estructuras operativas en once estados del país. A diario llegan noticias de invasiones, asaltos, secuestros, cobros de vacuna contra compatriotas desesperados por protección inmediata. No la encuentran. Empiezan a organizarse para que cada cual defienda lo suyo y todos juntos puedan dar las respuestas eficientes que el régimen no concreta.
Además, no son casuales los feroces ataque en contra del gobierno argentino y especialmente en contra del presidente brasileño, Jair Bolsonaro y, por supuesto, de los factores colombianos claves en el problema. Iván Duque y el expresidente Álvaro Uribe Vélez.
Uribe fue presidente en dos períodos. Actualmente es Senador y está sometido a un arbitrario e increíble proceso de investigación judicial para eliminarlo “legalmente” de la vida pública y, eventualmente, llevarlo a prisión. Fue fundador del Centro Democrático, partido de gobierno y exitoso ejecutor de la política de Seguridad Democrática que logró avances irreversibles hacia la pacificación. Para sorpresa de muchos, Juan Manuel Santos, habiendo sido uno de los principales ejecutores de las políticas de Uribe, abandonó ese camino. Estamos ante un replanteamiento general del problema y las posibles soluciones.
Ratifico nuestro apoyo al expresidente Uribe. También la profunda convicción con relación al protagonismo del crimen organizado que nuevamente atenta contra venezolanos y colombianos.
Lunes, 2 de septiembre de 2019
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