El 28 de agosto de 1991, Jim Hutton hizo estas fotos de su pareja Freddie Mercury en su jardín. Fueron sus últimas instantáneas conocidas del líder de Queen. Tres meses después, el 24 de noviembre de 1991, el ídolo fallecía a los 45 años por una bronconeumonía complicada por el VIH.
Por Infobae
Con una camisa hawaiana que le queda holgada y unos pantalones de tiro alto, la leyenda de la música sonríe sin su famoso bigote. Está en el jardín de su casa en un día soleado. Cuando posó para Hutton, su pareja durante sus últimos seis años de vida, tenía 44 años.
“Ese verano Freddie posó para una cámara por última vez, la mía. Sucedió así. Estaba en el jardín fotografiando algunas de las flores y Freddie caminó hacia mí”, cuenta Hutton en un texto publicado en la cuenta de Instagram del club de fans del cantante.
“Quería que retrocediera, para que no fuera un primer plano. Luego posó mientras yo tomaba cuatro fotos, y sacó una sonrisa para cada una. Estaba tan pálido que sabía que no se veía lo mejor posible, pero no me importó; de todas las fotos que tengo de Freddie, esas son las que más amo”, recordó Hutton.
Tras el lanzamiento del álbum Kind of Magic, en junio de 1986, Mercury empezó a sentirse mal y a temer que tuviera que ver con esa extraña enfermedad que nadie sabía de dónde venía pero que no paraba de propagarse, el VIH. Unos meses después, en la primavera de 1987, acudió al médico para hacerse las pruebas. El resultado: era portador del VIH…. Una enfermedad contra la que luchó por dos años en privado. Lo hizo público 24 horas antes de morir.
Cuando el cantante descubrió su enfermedad quiso terminar la relación con Hutton, pero éste se alejó de él. “Te quiero, Freddie. No voy a ir a ningún sitio”, le contestó. Y así fue.
“La reacción de Freddie ante su enfermedad fue de total incredulidad. No se hundió hasta las últimas semanas, cuando realmente se estaba muriendo”, recordó Hutton.
En una de estas dos últimas fotografías a Freddie Mercury lo acompaña Oscar, uno de los cinco gatos que adoptó. Pocos meses después, tanto el animal como el artífice de esta improvisada sesión fotográfica, permanecieron al lado del músico durante sus últimas horas de vida.
Sin muchas opciones, Hutton decidió regresar a su Irlanda natal, donde vivió hasta que falleció de cáncer en 2010, con 61 años. Eso sí, publicó el libro Mercury y yo. “Lo escribí para aliviar todo el dolor que sentía”, explicó en una entrevista donde promocionaba el libro.
“Una vez le pregunte por qué, de todas las personas del mundo que podía haber tenido me había elegido a mí para pasar los últimos momentos de su vida. Me miro y me dijo: ‘Luchaste por mí, me ganaste’. Freddie fue el mayor amor de mi vida y sé que nunca volveré a amar así”, reveló Jim Hutton en la publicación.
En su testamento, Mercury dejó la mansión Garden Lodge que aparece en las imágenes y la mitad de su fortuna (y futuras ganancias por derechos de autor) a Mary Austin, la mujer con la que convivió durante seis años, hasta que Mercury le reveló que era gay, en 1976.
A su novio, Jim Hutton, que le acompañó hasta que exhaló su último aliento, Freddie le dejó USD 500.000. Tras la muerte del cantante, Hutton tuvo que abandonar la casa donde había convivido con el cantante por pedido de Austin. De hecho, ella sigue viviendo en esa casa.