El olor de la muerte se sentía el viernes en varios lugares de la isla Gran Ábaco en el norte de Bahamas, mientras rescatistas removían escombros de casas y edificios, una búsqueda que se espera que aumente dramáticamente el número de muertos por el huracán Dorian.
El huracán más poderoso que jamás haya golpeado a las Bahamas arrasó las Islas Ábaco y la Isla Gran Bahama a principios de esta semana, aplastando barrios enteros y destruyendo importante infraestructura, incluidas las pistas de aterrizaje del aeropuerto y un hospital.
Cientos, si no miles, siguen desaparecidos en el país de 400.000 habitantes y las autoridades dicen que es probable que la cifra de muertos, que hasta ahora llega a 30, se dispare a medida que se descubran más cuerpos en las ruinas y las inundaciones dejadas por la tormenta.
“Hueles los cuerpos en descomposición mientras caminas por Marsh Harbour”, dijo Sandra Sweeting, de 37 años, en medio de los restos de Gran Ábaco. “Está en todas partes”.
Algunos lugareños dijeron que la cifra oficial de muertos se está subestimando.
“Trabajo a tiempo parcial en una funeraria. Sé a qué huele la muerte”, dijo Anthony Thompson, de 27 años. “Debe haber cientos, cientos”.
Las condiciones caóticas alrededor de las islas estaban interfiriendo los vuelos y las navegaciones, lo que dificultaba los esfuerzos de ayuda.
El jefe de personal médico del único hospital público en funcionamiento de Bahamas dijo que el número de muertos sería “asombroso” y que se necesitarían dos camiones refrigerados de 12 metros para los cuerpos que se espera encontrar.
“Hemos pedido muchas bolsas para cadáveres”, dijo la doctora Caroline Burnett-Garraway en una entrevista en el Hospital Princess Margaret en Nasáu, la capital del país. “Procesar a todos los muertos llevará semanas”, agregó.
Reuters