A menos que ocurra un hecho futuro o incierto, o una causa extraña no imputable (como se dice en derecho), la temporada 2019-2020 del béisbol profesional venezolano se llevará a cabo, aun con la prohibición de la Major Legue Beisbol de permitir la participación y juego de sus deportistas en el campeonato venezolano, tras la orden ejecutiva del presidente de Estados Unidos Donald Trump emitida el pasado 5 de agosto, en la que se prohíbe a personas o entidades estadounidenses y extranjeras tener cualquier tipo de relación con el régimen de Nicolás Maduro, incluyendo la estatal petrolera PDVSA, salvo autorización emitida por la Oficina de Control de Activos Extranjeros dependiente del Departamento del Tesoro OFAC.
Por Daniel Guillermo Colina / @danielgcolina
Muchas son las causas que harán que la pelota criolla se celebre en suelo venezolano, aun con la crisis que atraviesa nuestro país por los problemas políticos, económicos y sociales. Desde el seno del régimen de Nicolás Maduro se dijo que la liga va “así sea con novatos”.
Sin embargo, desde el lado institucional deportivo se ha hecho todo el esfuerzo para que se dé el torneo, aun con la renuncia del presidente de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional Luis Ávila. Desde lapatilla.com consultamos a una “alta fuente” ligada a la LVBP. quien prefirió la no revelación de su identidad, debido a los intereses que se manejan dentro de la industria del béisbol venezolano.
Tras una larga conversación, nuestro informante nos dio amplios detalles de las acciones que se desarrollan para el venidero torneo cuyo inicio se tiene previsto sea el próximo 18 de octubre con los juegos inaugurales entre los Cardenales de Lara y las Águilas del Zulia (Barquisimeto), y Leones del Caracas versus Tiburones de La Guaira (UCV).
Ya no serán 63 juegos como normalmente eran las temporadas, ahora serán 49. Varias han sido las presiones por parte del régimen, desde crear una liga paralela, impedir el uso de los estadios que son del estado venezolano, hasta intervenir los equipos, y más cuando dos de ellos son empresas familiares que viven del beísbol (Águilas y Cardenales).
No obstante, los dueños de los equipos no se sienten intimidados y dentro de las posibilidades para este campeonato está que los clubes no acepten patrocinio del estado para evitar conflictos tras las sanciones norteamericanas en contra del régimen.
Todo se remonta a hace tres años dice la fuente desde que la Copa dejó de llamarse “Maltín Polar” a copa “PDVSA”. Obviamente el control cambiario y la falta de divisas a tasa preferencial fueron perjudicando la calidad y la buena inversión en la pelota venezolana. Desde bates, pelotas, uniformes, la arena y grama de los estadios, hasta los jugadores, árbitros y managers importados requieren de divisas.
Al pasar a la copa de la estatal petrolera, la inversión del régimen de Maduro fue aproximadamente de una 40 por ciento. Los equipos recibían entre 750 mil a 800 mil dólares, monto que daba para costear 35 juegos, el resto sería con los otros anunciantes como Empresas Polar, Movilnet, Cantv entre otros.
En la actualidad, hay un descenso considerable en la inversión para el desarrollo de la temporada, “baja inversión publicitaria”, lo que tendrá una repercusión en la contratación de jugadores, empleados, concesiones, seguridad, traslados, pasajes, hospedaje, y seguridad, es decir, se ver{an afectados desde el personal hasta los que venden la papita, el maní y el tostón en los estadios.
Nos cuenta nuestro entrevistado que cada club contrata un aproximado de 100 personas adicional a su personal fijo, lo que significa gastos y lo que es posible sea reducido. Las taquillas en los últimos tres años han disminuido en un 20 por ciento.
Otro de los puntos abordados fue el de los jugadores que no se verán durante esta temporada, figuras como Harold Castro (Leones), Luis Arraez (Magallanes), Willians José Astudillo (Caribes), Hildemaro Vargas (Cardenales), José Osuna (Bravos), Miguel Rojas (La Guaira), Freddy José Galvis (Aguilas) y Anthony Roger Santander (Tigres), no estarán en el terreno de juego.
A pesar de las adversidades, nuestro vocero asegura que el torneo será de calidad aun con las vicisitudes, alegó como motivos que el béisbol es la pasión del venezolano, es un evento nacional que genera credibilidad tanto en la empresa privada como dentro del chavismo, a nivel de consumo masivo todos quieren participar en el béisbol, y habrá escenario para nuevos y futuros talentos.
Para un futuro nos dice que la forma de evitar lo que sucede actualmente es que exista seguridad jurídica y una buena economía. No descarta saboteo por parte de socios internos, como por ejemplo Esteban Trapiello quien asegura tiene la mitad de los derechos de televisión para la transmisión de los encuentros.
Por último, reconoce que hubo demora en el accionar de la liga tras la medida de la MLB, puso ejemplo como el caso de Chevron que pudo solicitar ante la OFAC el permiso de contratar con el régimen venezolano, lo que podría haber sido similar de explicar con tiempo que la liga es una asociación civil, no gubernamental pero percibe patrocinio del Estado.
Datos:
La junta directiva de la LVBP habría presuntamente renunciado en su totalidad. (Algunos poseen intereses en los EE.UU)
Humberto Angrizano y/o Cheito Herrera serían posibles candidatos para asumir las riendas de la liga, o en su defecto podría asumir algún dueño o gerente de equipo.
La Federación debe ir a elecciones.
Al menos un juego se llevará a cabo en La Guaira para complacer al gobernador Jorge Luis García Carneiro, podrían ser 10, pero no más porque ya está establecida la contratación con la UCV.
Que los equipos no acepten el patrocinio del régimen.
Hace 10 años había un aproximado de de 10 venezolanos en las grandes ligas, actualmente hay 100
Un jugador puede ganar desde 600, 1.000, hasta 5.000 dólares mensuales, todo depende de su condición y talento.
Podrían jugar, tras una flexibilización agentes libres, no residentes de EE.UU, que no estén en el roster.