SEMANA tuvo acceso a los documentos reservados del Servicio de Inteligencia Bolivariano (Sebin) y del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb) que por primera vez dejan en evidencia la nutrida presencia de guerrilleros colombianos en ese país –ELN y disidentes de las Farc–.
Las carpetas, elaboradas por las agencias de inteligencia venezolanas y sus Fuerzas Militares, también revelan la efectiva protección y colaboración que el régimen de Nicolás Maduro presta a los grupos armados ilegales colombianos que se esconden y operan desde territorio venezolano. Pero estos documentos, considerados ultrasecretos por Venezuela, dejan al descubierto cómo el Gobierno de Maduro ha estado colaborando con las guerrillas para diseñar eventuales operaciones conjuntas a fin de efectuar posibles ataques terroristas en territorio colombiano.
Esta grave información cobra especial relevancia porque aparece en un momento crítico. Hace solo dos semanas, Iván Márquez y su banda de disidentes anunciaron desde Venezuela el regreso a las armas. Y el martes pasado, Maduro ordenó iniciar ejercicios de guerra en la frontera con Colombia que irán hasta el próximo 28 de septiembre. Estos implican movilizar tropas y equipos, incluidos misiles.
Los documentos, conocidos en exclusiva por SEMANA, resultan preocupantes para el país. El primero de estos, clasificado como secreto, tiene fecha del 9 de agosto. Se trata de un memorando firmado por el almirante Remigio Ceballos, comandante estratégico operacional de las Fuerzas Armadas de ese país, uno de los cargos más importantes. Va dirigido a “generales comandantes del Ejército Bolivariano, de la Guardia Nacional Bolivariana y la Milicia Bolivariana. Todas las unidades militares subordinadas, REDIS, ZODIS y ADIS”.
“(Les informo) Muy respetuosamente a través de la presente comunicación que por orden del presidente Nicolás Maduro Moros, deberán evitar entablar enfrentamiento con personal de los grupos rojos en las zonas de entrenamiento y abastecimiento desde 080106002019 hasta nueva orden. Brindar apoyo logístico y entrenamiento”, dice una parte del documento. La comunicación tiene un espacio denominado “instrucciones especiales” en el que se complementan las órdenes. “Remito coordenadas de centros de entrenamiento para el cumplimiento de la orden. Garantizar los derechos humanos y satisfacer necesidades básicas de higiene y alimentos”.
“Grupos rojos” son las palabras claves utilizadas por el régimen venezolano para referirse a las guerrillas colombianas que están en ese país, integradas por el ELN y los disidentes de las Farc. El documento prueba que Maduro ordenó a sus tropas no atacar a estos guerrilleros y, por el contrario, suministrarles ayuda y capacitación. También evidencia que las Fuerzas Armadas de Venezuela saben perfectamente donde están los delincuentes colombianos y tienen sus campamentos, a los que llaman “centros de entrenamiento”.
El número que aparece en el documento indica que la orden de no atacar y ayudar a los guerrilleros rige a partir de las seis de la mañana del 10 de agosto de 2019. Dos semanas después, el 29 de agosto, el país conoció el video grabado en Venezuela por Iván Márquez y su banda para anunciar su regreso a las armas.
A muchos no les sorprende saber que los delincuentes colombianos se encuentren en Venezuela. Pero sí resulta revelador conocer por primera vez documentos del propio Gobierno venezolano que no dejan duda sobre esa situación, que siempre han negado. Las Fuerzas Militares colombianas estiman que hay cerca de 1.000 hombres del ELN y 600 de las disidencias de las Farc en el territorio vecino. Uno de los escritos reservados, al que tuvo acceso SEMANA, registra que esa cifra puede llegar a los 2.000 guerrilleros, de los cuales entre 15 y 20 por ciento son ciudadanos venezolanos, reclutados por estos grupos.
SEMANA también conoció un memorando confidencial remitido por la Dirección de Bases Territoriales de Contrainteligencia al director de Contrainteligencia del Sebín, el servicio de inteligencia del régimen. Bajo el número 0152 relaciona la “ubicación de personal y campamentos del Ejército de Liberación Nacional (ELN)”. Tiene un mapa anexo que de forma general muestra dónde están los guerrilleros. Prácticamente, se encuentran en todos los estados de Venezuela.
Alianza peligrosa
Los guerrilleros colombianos retribuyen de diversas maneras la protección del régimen de Maduro. Una de ellas, con información estratégica clave para la inteligencia y las Fuerzas Armadas venezolanas. Otro de los documentos secretos en poder de SEMANA revela la alianza entre militares, servicios de inteligencia venezolana y guerrilleros para elaborar planes en los que analizan puntos estratégicos de la infraestructura colombiana, así como instalaciones gubernamentales, militares, puertos, aeropuertos, puentes y carreteras.
El director del Sebín envió este informe de 15 páginas al Comando Estratégico Operacional del Ministerio de Defensa venezolano el 4 de julio de 2019. Su contenido resulta grave para la seguridad nacional de Colombia.
“Respuestas a requerimiento 0197 emanada del ciudadano presidente Nicolás Maduro Moros y socializada mediante requerimiento en mención relacionado con la recolección de información sobre el blanco país verde con los miembros de grupo rojo que hacen vida en los diferentes estados del país”. Este es el primer párrafo del documento. La inteligencia venezolana y sus Fuerzas Armadas se refieren en clave a Colombia como “país verde”. Y a los guerrilleros como “grupo rojo”. Llama la atención cómo reconocen y consideran normal la presencia de los delincuentes en su territorio al escribir que “hacen vida en los diferentes estados del país”.
“Cumplo con informarles que funcionarios adscritos a esta dirección junto con personal de contrainteligencia de la DGCIM (dirección general de contrainteligencia militar) y analistas de la división de inteligencia exterior del Sebin han recolectado información sobre los posibles puntos de ataque aéreos, terrestres y navales del blanco Verde mediante trabajo de campo y entrevistas a los miembros del grupo rojo quienes han suministrado información sobre los movimientos de tropas, personal de las fuerzas del país verde…”, afirma otro de los apartes del documento.
En las siguientes páginas, el escrito describe con lujo de detalles estos blancos. Aparecen las coordenadas y la importancia para Colombia. Por razones obvias de seguridad nacional, SEMANA se abstiene de revelar estos lugares, discriminados en varias categorías que van desde “blancos de interés aéreos, terrestres y navales” hasta otros a los que denominan “tabla de objetivos estratégicos” y “elementos orgánicos esenciales para el funcionamiento del país”.
“Destruir, capturar o neutralizar las instalaciones necesarias para el movimiento de bienes, servicios e información en el ámbito civil y militar”, dice uno de los apartes del informe, en el que aparece una relación detallada de blancos de infraestructura en Colombia. “Destruir, capturar o neutralizar unidades, medios o instalaciones de las FF.MM. con la capacidad de neutralizar nuestras acciones ofensivas estratégicas y a la vez efectuar acciones ofensivas estratégicas contra la RBV (República Bolivariana de Venezuela)”.
Varias cosas sorprenden de este extenso documento secreto. Una de ellas, y posiblemente la más grave, el alto grado de detalles y conocimiento de los blancos en territorio colombiano. Todos los países realizan proyecciones y ejercicios de análisis sobre las capacidades militares y posibles objetivos de sus vecinos ante una eventual confrontación. Pero resulta muy llamativo que en este caso en particular los servicios de inteligencia y las Fuerzas Militares venezolanas cuenten con la guerrilla como parte fundamental de sus planes de inteligencia y brazo armado.
Otro de los apartes del texto dice que “de acuerdo a lo ordenado por el Comando Superior se ha ordenado a las Unidades de la GNB (Guardia Nacional Bolivariana) y MB (Milicias Bolivarianas) de las jurisdicciones de los Estados Zulia, Apure, Amazonas y Mérida que se realicen las coordinaciones para proveer elementos de entrenamiento y logísticos a los miembros del Grupo Rojo allí apostados hasta nueva orden”.
Además, ordena a la Guardia y las milicias trabajar, ayudar y apoyar a las fuerzas guerrilleras presentes en todos los estados fronterizos con Colombia. Por primera vez, esto se reconoce en documentos oficiales.
“Toda la información suministrada por los miembros del Grupo Rojo es coincidente en gran parte con la información recolectada por la Dirección de Inteligencia Externa del Sebin, así mismo se encuentra en proceso de confirmación con los agentes desplegados en terreno y las zonas de reincorporación”, dice uno de los puntos finales.
Lo escrito demuestra la gran confianza entre los guerrilleros que están en Venezuela y las Fuerzas Militares y agencias de inteligencia de ese país. Este aparte también contiene algo que, si bien era previsible, hasta ahora no se había confirmado de manera oficial: la presencia en territorio colombiano de agentes encubiertos venezolanos en las zonas de reincorporación de los desmovilizados de las Farc.
Estos documentos secretos recientes, revelados por SEMANA, evidencian la creciente y estrecha relación entre las guerrillas que actúan del otro lado de la frontera y el régimen madurista. Es claro y preocupante que esa alianza haya evolucionado a tal punto que hoy tienen planes defensivos conjuntos. SEMANA tiene en su poder unos documentos titulados “Zamora” y “Centauro negro”, en los cuales las Fuerzas Militares del vecino país diseñaban un plan de defensa ante una supuesta invasión imperialista de Estados Unidos desde Colombia. En todos ellos, el Gobierno de Caracas contempla la ayuda de los integrantes de las guerrillas al defenderse de esos supuestos planes.
Vecino problemático
El régimen pasó de esconder guerrilleros prófugos y atender subversivos heridos, a comienzos de la década de 2000, a convertir hoy la región venezolana en una inmensa sede de operaciones de estos grupos. A lo largo y ancho del territorio, hay campamentos del ELN y de las disidencias de las Farc. No solo se preparan militarmente, sino que entrenan a las milicias y a los llamados colectivos en tácticas y estrategias de guerra de guerrilla. La libertad de actuación que les permite Maduro les facilita llenar sus arcas con millones de dólares, provenientes de actividades que van desde el narcotráfico hasta la explotación ilegal de minerales, pasando por el cobro de cuotas por extorsiones y secuestros. Y no pocos informes de varios institutos que han estudiado el tema así lo demuestran.
FundaRedes, una ONG venezolana, elaboró uno de los más recientes, a finales de mayo pasado. “Tenemos conocimiento, de acuerdo con la ‘data’ recopilada hasta las primeras semanas del mes de mayo de 2019, que actualmente tienen presencia en territorio venezolano ocho frentes del ELN, seis movimientos conformados por la disidencia de las Farc y cuatro frentes del EPL, para un total de 18 grupos guerrilleros”.
Así lo denunció públicamente hace dos meses el director de esa entidad, Javier Tarazona. También reveló que las armas y municiones que usan esos grupos provienen de las Fuerzas Armadas venezolanas.
En febrero de este año, International Crisis Group publicó en un completo informe un panorama igualmente alarmante. Documentó que la presencia de estos grupos armados ilegales en el país vecino ha crecido de manera vertiginosa. En cuanto al ELN, el documento afirma que está en 13 de los 24 estados de Venezuela. “Controla las estaciones de radio, influye en el currículo de las escuelas rurales y está estrechamente vinculado con políticos locales. E incluso se informa que existe un campamento del ELN en la sierra de San Luis, que se encuentra entre los estados Lara y Falcón, a 30 kilómetros de la costa del Caribe, una ubicación estratégica que podría garantizarles el control sobre las rutas de tráfico hacia el Caribe holandés”.
Según la prestigiosa ONG, entre 2017 y 2019, esta guerrilla ha utilizado el territorio de Venezuela no solo para resguardarse del Ejército colombiano, sino para instituir todo un orden paraestatal allí. Y se ha enfocado en controlar el negocio de la minería ilegal, cuyos ingresos financian buena parte de sus estructuras tanto en Colombia como en el país vecino. De acuerdo con las entrevistas realizadas por Crisis Group, “El ELN grava las operaciones mineras ilegales y las actividades relacionadas, como el transporte de suministros a las minas. Subcontrata a otros actores armados para sus operaciones, lo que dificulta saber exactamente cuán extensas son las actividades de la guerrilla. Y controla un corredor de oriente a occidente a través de las principales regiones minerales del sur de Venezuela, lo que consolida su autoridad en algunas zonas mineras mientras busca extenderse hacia otras”.
Junto con el ELN se encuentra el grupo disidente Acacio Medina, liderado por Géner García Molina, alias Jhon 40, y compuesto por exintegrantes de nueve frentes de las Farc. Está presente en las orillas colombiana y venezolana del río Negro, en Guainía, controla las minas ilegales de la región, el narcotráfico y el transporte fluvial. Allí se ubican ahora Márquez y sus nuevas Farc.
El contenido de toda esta documentación puede tener consecuencias frente al Gobierno de Estados Unidos. El Departamento de Estado considera grupos terroristas internacionales al ELN y a las disidencias de las Farc. Que una nación los patrocine constituye un delito para ese país. Washington todavía no ha incluido a Venezuela en la lista de Estados que apoyan el terrorismo, en la cual solo aparecen Irán, Siria, Sudán y Corea del Norte. Pero, seguramente, el Gobierno norteamericano analizará con detalle el contenido de los documentos mencionados.