Ayer fue un día en Washington movido. Muy temprano el Presidente Donald Trump sacó dos mensajes sobre John Bolton su jefe de Seguridad Nacional en ese estilo, directo, que tanta polémica causa, pero que le ha dado resultado.
Por Leocenis García
Trump está consciente que los liderazgos que en una época de la tecnología e información están dando resultando no son carismáticos sino auténticos. No es una época para disfrazarse, sino para mostrarse tal cuál se es.
Trump se muestra así: Un tipo que le gusta un negocio -viene de la palabra negociar, dicho irónicamente- y le gusta cerrar un trato. Trump está rodeado de políticos, y los políticos hablan mucho, prometen mucho, y les gusta filosofar.
Él le gusta un trato; y siempre un negocio -eso solo lo sabemos quienes estamos en el mundo privado- necesita que la otra parte sienta que se está llevando algo.
“Le pedí a John Bolton su renuncia, que me fue dada esta mañana. Le agradezco mucho a John por su servicio. La próxima semana nombraré a un nuevo Asesor de Seguridad Nacional” dijo Trump, para luego añadir la frase que estremeció la política estadounidense y que hizo que en Venezuela se hiciera malos cálculos: “Anoche informé a John Bolton que sus servicios ya no son necesarios en la Casa Blanca. No estuve de acuerdo con muchas de sus sugerencias, al igual que otros en la Administración, y por lo tanto le pedí su renuncia”
Bolton era el jefe de la vía rápida en Venezuela. Quizás el más grande aliado de Voluntad Popular y su jefe, quienes estrepitosamente caen en todas las encuestas y necesitan que la solución llegue por la vía rápida -una cosa que vista la tragedia que vive Venezuela a nadie le desagrada- ya que es la única forma que el poder cayera en su manos.
Conocida la caída de Bolton, algunos dieron por sentado que el próximo en salir sería Mauricio Claver-Carone, asesor de Trump para el Hemisferio Occidental. Subordinado técnicamente a Bolton. La especie que se corrió en Washington y el régimen de Venezuela es verdad, pero no es cierta.
Explicó por qué.
Bolton sale por complicaciones más importantes con el Presidente. El asunto de Afganistán y Corea del Norte. Pero ese narcisismo colectivo que tenemos los venezolanos, creemos que toda la política ahora de Washington gira en torno a Venezuela.
Claver-Caron tiene dos aliados fundamentales. Uno, el senador Marco Rubio, que también había influido en que el antecesor de Claver-Carone llegara a ese puesto. Y lo otro, es que, Claver-Carone es básicamente un hombre frío, que le gustan los tratos.
Sin embargo ayer, él pudo seguir de cerca las reacciones y los rostros de quienes celebraban la caída de Bolton.
En la serie “House of Card” una vez que quien debía ser el Jefe del Departamento de Estado, se lo vuelan y el Presidente decide que no lo nombrará, el infortunado exclama: “Nos hicieron un enorme favor. Ya no estamos atados por la lealtad”
Claver-Carone, debe ahora como todo negociador, saber que los mejores tratos se hacen en secreto. Que es mejor ser socio de algo que no ser socio de nada. Y lo que es más importante: es mejor llevar un trato aceptable , que una película.
La temporada de Los Avengers finalizó.
Maduro es hoy como una casa en venta sin ventanas, ni puertas. Tiene los pisos rotos y los techos llenos de agujeros. Sus dueños quieren salir de esa casa. Quieren recibir un pago honroso. Están conscientes que la casa se viene abajo. Pero hay que pagar algo.
Los habitantes tomarán su dinero, se irán. Y la casa podrá ser demolida.
Lo que no puede hacer Claver-Carone, es querer entrar de asalto a la casa. Entrar con un grupo comando a tomarla.
Primero, porque repito, la casa está cayéndose y en ruinas, y pudiera no soportar el peso y venirse abajo con todo y el grupo de asalto.
Sería una medida bochornosa y ridícula.
Sería como tomar un cantina del Bronx de New York con los marines.
Claver-Carone, no está en su peor momento. Ahora está en el momento de brillar. Y llevar un trato razonable por la casa.
Hace días un amigo, me dijo: Leocenis hay días en que uno quiere el vaso de agua. Pero hay días -sacó una tapita de una botella de agua y le puso tres gotas y me la puso al frente- en que uno se conforma con un sorbito de agua.
Es hora de cerrar el trato.