Lo volvió a hacer. El oficialismo una vez más compró tiempo. Esta vez se burló en la cara de los gringos, los noruegos y la comunidad europea. Ya antes lo había hecho con el Grupo de Lima y el mismísimo Vaticano. En el medio permanecemos entrampados los venezolanos, quienes padecemos los embates de una agotadora realidad que día a día se vuelve más hostil e imposible de sortear.
Se cerró la ruta electoral para destrabar la crisis política, social y económica que azota al país. Las esperanzas de más de 50 países que apoyan la transición hacia la democracia en Venezuela estaban puestas en las negociaciones lideradas por el Reino de Noruega. El oficialismo alargó las conversaciones lo mas que pudo. Se alcanzaron 9 acuerdos entre los que destacaban las elecciones presidenciales, observación internacional, depuración del CNE y de las salas Electoral y Constitucional del TSJ. Cuando tocaba firmar para avanzar, le dieron la patada a la mesa. De eso hace ya 40 días y apenas el domingo el presidente interino Juan Guaidó lo ratificó: “Confirmamos que el mecanismo de Barbados se agotó”.
Pero la gran pregunta que queda en el aire y que pareciera estar lejos de tener una respuesta es ¿ahora qué?. Han pasado 8 meses desde que Guaidó se juramentó como presidente encargado vendiendo la esperanza del cese de usurpación, gobierno de transición y elecciones libres. Lamentablemente y muy a mi pesar nada de eso se ha logrado. Por el contrario, las condiciones de vida merman cada vez más mientras nos seguimos debatiendo entre un rey sin corona que tiene todo el apoyo internacional pero ningún poder a lo interno, y uno deslegitimado mundialmente pero ejerciendo el poder a su antojo.
A menos que Donald Trump haga realidad la saga de la intervención, la resolución de la crisis nacional está muy lejos. Más aún, todo apunta a que en los próximos meses se agudizará la pugna política con el ya anunciado adelanto de las elecciones parlamentarias. ¿Estamos preparados para enfrentarlos? ¿Hemos definido qué estrategia seguiríamos en cada uno de los escenarios? Más allá de las especulaciones, el hecho cierto es que hoy el oficialismo gana por todos lados: logró hacerse de más tiempo para reorganizarse, el fracaso de Barbados debilita la imagen de Guaidó y la diatriba de si seguir transitando la abstención o retomar la ruta electoral sigue profundizando las divisiones entre la misma oposición.
Sin embargo, miles de venezolanos seguimos apostando a que el cambio llegará. Seguimos confiando en una dirigencia opositora que parece perder la brújula ante un chavismo que entre bocanadas intenta sacar las garras para mantenerse en el poder, aunque eso pase por alianzas hasta con el mismísimo demonio.
No hay recetas mágicas para solucionar la crisis política, social y económica que nos ahoga, y menos cuando ha sido el mismo liderazgo político el que nos ha sacado de la ruta constitucional para ello, a unos porque sus guerras internas no les permitían unificar esfuerzos para alcanzar la victoria electoral y a otros porque la abstención es lo único que los mantiene vivos. Desde entonces nació la esperanza o ilusión de cuentos de hadas de que sería el gobierno de Trump el que nos rescataría de las entrañas del mal. De eso han pasado 8 meses y estamos cada vez peor.
Sigo creyendo y confiando en que lo lograremos. No tenemos más opción. Lo contrario sería profundizar el dolor, profundizar la miseria, profundizar la separación de las familias. Lo que exijo es coherencia, seriedad, sinceridad y empatía para con los ciudadanos, que en definitiva somos quienes llevamos la peor parte. Exijo se nos hable claro. La desinformación es el alimento de la angustia y la desesperanza. Nos han pedido más sacrificios y allí hemos estado. Lo único que queremos son reglas claras de juego. Yo sigo siendo optimista, es precisamente por eso que sigo aquí, en mi país.
@gladyssocorro