Cuba ha dejado de recibir petróleo temporalmente y se enfrenta a una crisis de combustible que afecta al transporte y las actividades industriales, mientras el Gobierno insiste en que no se repetirá el trágico “período especial” de los años 90.
La llegada de combustible se interrumpió el martes y no se reanudará hasta el próximo día 14, anunció el presidente del país, Miguel Díaz-Canel, en una intervención especial en la televisión pública cubana en la que aseguró que se trata de una “situación coyuntural” que afecta esencialmente al diésel.
Este tipo de combustible es el que usan la inmensa mayoría de los vehículos que circulan en Cuba -incluida la flota de transporte público- y el usado en la producción energética, aunque el Gobierno asegura que esta última está garantizada por la producción interna, que cubre el 40 % de la demanda total del país.
Las consecuencias de la crisis del diésel ya se han comenzado a notar en la calle, donde desde hace días se observa más gente en la calle en busca de transporte, autobuses urbanos desbordados y gran parte de las gasolineras fuera de servicio o con los surtidores de gasóleo cerrados.
Una vez que el día 14 arribe el próximo cargamento -cuyo origen y volumen no fueron revelados- no llegará más hasta finales de septiembre, de modo que el Gobierno ha aprobado medidas de ajuste para que el combustible que llegue ese día dure lo máximo posible.
El Estado dará prioridad a garantizar las actividades básicas como la distribución de alimentos y otros bienes primarios de consumo, así como el transporte de pasajeros, mientras las producciones no esenciales e inversiones de alto consumo energético se frenarán o paralizarán, tratando de no afectar a las inversiones previstas.
“Se ha definido qué inversiones continuarán y cuales se desplazarán”, dijo el mandatario, quien mencionó como preferentes los programas de informatización, transporte y turismo.
Con información de EFE