Ansu Fati recorrió un largo viaje desde los campos de tierra de su infancia en Guinea-Bissau hasta el Camp Nou de Barcelona: Aterrizado en España en 2009, este talento de apenas 16 años está protagonizando un deslumbrante debut en la Liga.
lapatilla.com
“¡Ansu Fati, jugador del Barça!”. Los chavales del extrarradio de su ciudad natal en el oeste de África, Bissau, estallan de alegría cuando gritan el nombre de su “héroe” en la ocre cancha de tierra del barrio popular de Sao Paulo, cercada por árboles tropicales.
Es allí donde Anssumane Fati, nacido el 31 de octubre de 2002, vivió sus primeros seis años. Allí donde jugaba en calcetines o chanclas y driblaba a corpulentos compañeros, explica a la AFP su entrenador de entonces, Malam Romisio.
“Antes mi equipo era el Real Madrid pero ahora cambié de camiseta porque Ansu se convirtió en titular en el Barça”, se sincera este joven entrenador infantil, deslumbrado por el debut en agosto de Fati en primera división, con dos goles y una asistencia en cuatro partidos.
“Si continúa así, se convertirá en un gran jugador”, asegura.
También en un orgullo para Guinea-Bissau, este pequeño país africano con paisajes deslumbrantes, clasificado entre los más pobres del mundo y con escaso pedigrí futbolístico.
En una casa en la calle donde creció el talento azulgrana, su tío paterno Djibi Fati enseña una foto familiar con el pequeño Ansu con un traje tradicional y recuerda las bromas que le hacían por su afición al pan con mantequilla.
“Cada vez que volvía del fútbol, pedía el pan”, explica en criollo.
“Siempre iba conmigo y ganábamos todas las peleas”, recuerda divertido su primo homónimo Ansu Fati. Para distinguirlos, a él lo llamaban “el negro” y “el claro” para el otro, el que ahora está a 5.000 kilómetros de distancia compartiendo vestuario con Lionel Messi.
– Deslumbrando en Sevilla –
Su padre, Bori Fati, dejo Bissau hacia Portugal y después España para buscar empleo.
Fueron años sin ver a menudo a sus niños y encadenando contratos en la provincia andaluza de Sevilla (sur), “trabajando en la obra del tren de alta velocidad, recolectando aceitunas, recogiendo vasos en una discoteca…”, enumera Amador Saavedra.
Este español de 53 años solía frecuentarlo por Herrera, un municipio de 6.000 habitantes, sin saber que acabaría entrenando a su hijo Ansu en la escuela de fútbol Peloteros, gratuita para miles de niños residente en 18 pueblos cercanos.
“La historia es muy bonita”, dice Amador, especialmente cuando la extrema derecha fustiga continuamente a los migrantes.
El actual alcalde comunista del pueblo de Marinaleda (2.600 habitantes), muy popular en España, contrató como chófer al padre y lo ayudó económicamente para reagrupar la familia.
Después, el alcalde socialdemócrata de Herrera le encontró trabajo en el vertedero municipal.
Apenas recién llegado, con solo siete años, el niño encontró una cancha nueva, de hierba, y causó sensación, dice a la AFP su primer entrenador en España, Jordi Figaroa Moreno.
“Venía con un don, por encima del resto de compañeros, con una diferencia abismal. Técnicamente y tácticamente también (…) Raros son los niños que pueden efectuar una jugada combinada y él lo tenía todo”, asegura.
El director de la escuela Peloteros, José Luis Pérez Mena, coincidió recientemente con Ansu y asegura que el éxito “no se le sube a la cabeza”.
Describe un niño “muy espontáneo”, “muy alegre”, “extrovertido pero muy calladito”, que “no está teniendo problemas de integración” y con “pocos temores”.
En 2010 se incorporó al Sevilla y en 2012 fichó por el FC Barcelona, como había hecho su hermano mayor Braima, uniéndose a los diez años en el prestigioso centro de formación de la Masia.
– ‘Este es tu trabajo’ –
“Ansu era de los más pequeños que había entrado nunca a la Masia” pero contó con “la ayuda del hermano mayor, muy pendiente de él”, dice su primer técnico azulgrana, Marc Serra.
“Desde el primer día que vino era diferente, el tipo de jugador que inventa el fútbol” y “de los chicos con más talento que han llegado desde Messi, sí”, admite.
Serra todavía recuerda como en uno de sus primeros torneos, mientras Ansu volvía solo en tren a Sevilla, le envió un mensaje diciendo que “sentía mucho haber jugado mal y que no volvería a pasar nunca más”.
“El niño, con diez años, ya era maduro y exigente con él mismo”, asegura.
El resto es conocido: a finales de agosto se convirtió en el jugador más joven en marcar en la Liga con el Barça y esta semana en el debutante más joven en Liga de Campeones del club catalán.
Su técnico, Ernesto Valverde, lo describió como “un chaval centrado” pero recordó que “asimilar ser jugador del Barcelona no es sencillo”. “Nos interesa que se conozca, que se conozca la categoría, que vaya cogiendo ritmo de trabajo”, añadió.
“Nosotros somos trabajadores, humildes y yo le he dicho como padre que sepa respetar y que esté contento con todo el mundo”, dijo el padre a la radio Onda Cero tras su debut.
“Yo se lo digo todos los días: ‘Este es tu trabajo. Cuando tienes la pelota encara, no mires a otro lado, chuta y ponla allí'”, añadió.
Con información de AFP