El diálogo que había promocionado el Reino de Noruega no dió frutos; aunque ahora se ha abierto un espacio que ha sido muy criticado por no ser, según la opinión general, representativo de la oposición venezolana. Todo hace indicar que Nicolás Maduro no está dispuesto a encontrar una salida negociada para resolver la crisis que azota a Venezuela
La Patilla conversó con profesor Robert Carmona-Borjas, quien es el VicePresidente Ejecutivo de la Fundación Arcadia quien nos comenta sus puntos de vista ante ello, hacia dónde y cómo podemos avanzar para una solución de la catástrofe que ha generado el régimen de Maduro para Venezuela, los venezolanos, la región y el mundo, pues en definitiva esta crisis no es más de la exclusividad de los venezolanos.
RCB: Sí, en efecto. No hay posibilidades de diálogo, a pesar de los últimos anuncios de una mesa de diálogo entre el régimen y un grupo de partidos que efectivamente no es representativo de la oposición en general.
Esto, lamentablemente confirma que el régimen solo terminará con presión externa e interna. Dentro, es claro que casi el 90 por ciento de los venezolanos espera que Maduro deje el poder, pero esa presión no es suficiente. Sin el apoyo militar es imposible y todos sabemos que Maduro y los cubanos controlan al Poder Militar en Venezuela. Externamente tenemos una presión creciente que tampoco parece suficiente. Sanciones, medidas unilaterales, embargo, reconocimiento al Presidente (E) Juan Guaidó de más de 60 gobiernos; pero tampoco parece suficiente para salir de esta catástrofe, de esta calamidad.
La Patilla: ¿Y entonces qué se plantea, ¿cómo hacer?
RCB: Se han invocado varias acciones posibles. En primer lugar, ante el desastre humanitario que vivimos se ha planteado la necesidad de aplicar el principio R2P, es decir, el principio de la “Responsabilidad de Proteger”, que obligaría, si se quiere, a la Comunidad Internacional a defender a una población secuestrada, sometida. Es claro que acá hay algo importante, además, que el régimen de Maduro es una amenaza real a la paz y a la seguridad internacionales, además de ser un régimen victimario que lleva a cabo crímenes que interesan y ofenden a la Comunidad Internacional y acciones delictivas internacionales, como apoyo al narcotráfico y al terrorismo, que podrían justificar cualquier medida de la Comunidad Internacional que implique incluso, el uso de la fuerza, siempre, desde luego, de conformidad con el Derecho Internacional al que debe servir y en eso voy a ser enfático, como marco regulador de las relaciones internacional, un ordenamiento que, además, en definitiva, es el principal mecanismo de defensa que tienen los países en desarrollo ante las pretensiones de las grandes potencias.
La Patilla: Pero, ¿qué se puede hacer entonces según el Derecho Internacional?
RCB: No hay una norma convencional establecida. Pero se ha venido formando una norma consuetudinaria que podría permitir esta acción, para dar así prioridad a lo que se ha reconocido hoy: la Defensa y la Protección de los Derechos Humanos. Es claro que el centro del curso de la historia y del derecho internacional gira en torno a la persona, a sus derechos, a su protección, a la sobrevivencia.
Ante esa obligación de la Comunidad Internacional, una acción de cualquier tipo se justificaría, y no solo políticamente. Habría, en mi opinión, una norma en formación que podría permitir la aplicación de este principio. El sufrimiento humano tiene sus limites y creo que en Venezuela ha llegado.
La Patilla: Pero ¿se ha invocado el TIAR?
RCB: Este es otro tema. Nadie niega la importancia de la reincorporación de Venezuela al Sistema Interamericano, al Pacto de San José, al TIAR , a la OEA. Es importante que estemos de nuevo en nuestro Sistema Regional, pues somos parte de él y es con él y en base a sus normas que vamos a trabajar para lograr no solo el regreso a la democracia, el restablecimiento de la democracia; lo que supone el desarrollo y el progreso equitativo. Pero, no estoy seguro que el TIAR sea aplicable Jurídica y políticamente. Me refiero a lo político. ¿El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, con China y Rusia, aprobarían una acción militar de legitima defensa colectiva en contra de la Venezuela de Maduro? Muy difícil. Y sabemos que es el Consejo de Seguridad el único que debe confirmar y autorizar esa acción del organismo o acuerdo regional, tal como lo dice la Carta de las Naciones Unidas. Los órganos regionales de seguridad están sometidos a la autoridad del Consejo. Incluso políticamente, en el plano regional, no es fácil. Nunca lo ha sido en otras situaciones anteriores. Y más complejo es entrar en definiciones. ¿Hay una agresión? ¿Se puede hablar de Legítima Defensa y a favor de quién? Es decir, hay muchas interrogantes qué despejar antes de asegurar que el Tratado de Asistencia Reciproca, de Legitima Defensa, pueda ser el instrumento que va a hacer cambiar el rumbo de las cosas en el país.
La Patilla: ¿Y Jurídicamente?
RCB: Bueno, primeramente, debemos determinar si estamos, como dije, ante una agresión, un ataque o una situación como lo prevé el mismo Tratado que es claro tenerlo presente no permite el uso de la fuerza en forma directa, sino después de otros esfuerzos diplomáticos y coercitivos. ¿Hay una agresión? ¿Podríamos considerar que Cuba y un ejercito de un régimen usurpador agreden a Venezuela? La definición de la agresión es clara en el Derecho Internacional. Basta repasar la Resolución 3314 de la Asamblea General de la ONU que establece que debe haber una agresión, pero también, es cierto, se deja abierta a una “situación” que afecte la Seguridad y la Paz regionales. ¿Pero esa situación existe? ¿Es suficiente cómo para que se pueda aplicar el Tratado? Por otra parte, debemos considerar el concepto de Legitima Defensa, de solidaridad colectiva. ¿Se está ante una situación que realmente permita la Legitima Defensa? Es una cuestión de interpretación del Tratado, de sus disposiciones, con por supuesto una visión política.
Algunos piensan y lo comparto que es mucho más claro que Colombia sea quien lo invoque y que se adopten medidas al respecto, toda vez que Venezuela ha llevado a cabo actos de agresión, de amenazas de agresión, actos claros que se ven en la prensa a diario: Declaraciones de Nicolás Maduro y de sus cómplices en el poder, movimientos militares, en fin; hay una clara amenaza de Venezuela a Colombia y es en esa base o sobre esa base que podría activarse el TIAR.
La Patilla: ¿Y si Colombia no lo hace en la reunión del órgano de consulta que se prevé para los próximos días?
RCB: En este caso la delegación del gobierno interino del Presidente (E) Guaidó, el Embajador Gustavo Tarre, tendrá una tarea difícil. Demostrar que el Tratado es aplicable, lo que no comparten todos los Estados partes, que también rechazan el uso de la fuerza. No es fácil, aunque el Embajador Tarre es un hombre que, sin haber ejercido un cargo diplomático antes, se ha manejado muy, pero muy bien. Tiene una experiencia política incuestionable, además de credibilidad y confiabilidad. Es un hombre serio que merece el mayor respeto y apoyo. Ojalá pueda lograr algo, pero no es fácil. Pero algo también conviene aclarar. No se plantea el uso de la fuerza, como lo dijo el mismo Canciller de Colombia hoy mismo. Se intentarán otras medidas distintas si es que se considera que el Tratado es aplicable lo que, insisto, no es fácil de determinar.
La Patilla: Según su óptica ¿qué hacer?
RCB: Bueno, simplemente seguir en la lucha, No decaer. Tampoco crear falsas expectativas que muchos hacen a veces sin la intención, pero que afectan el proceso hacia la democratización del país. Hay que seguir trabajando, presionando. Los venezolanos afuera debemos seguir generando confianza para que nos apoyen, para que se acentúen las medidas hasta que el régimen, presionado, ceda a unas elecciones libres y supervisadas, con un Consejo Nacional Electoral nuevo y democrático, en fin, para que se negocie una salida.
Mientras tanto dentro sigue el proceso, crece el malestar, en la calle y en los cuarteles.
La Patilla: ¿Y el futuro inmediato?
RCB: Por ahora seguir luchando. Ojalá tengamos un cambio rápido. El país no aguanta más. El hambre, la miseria nos mata. La vida del venezolano se ha limitado a la sobrevivencia, al día a día, sin expectativas, sin ilusiones. Es necesario un cambio para que volvamos de nuevo y eso, por cierto, lo tiene claro un sector del Chavismo que sabe que Maduro los está hundiendo también a ellos aún más.