Los atienden física y pastoralmente en el marco de un complejo proyecto bautizado como Casa de Paso “Divina Providencia”. Es la fuente principal de alimentación y ánimo de los migrantes que llegan a Colombia tras huir de la crisis en Venezuela, lo que hace posible atender a diario de manera gratuita a unas 15 mil personas.
Por: Carlos Zapata | Aleteia
Además de una clara intervención divina, el milagro se sostiene gracias a la ayuda precisamente de venezolanos. Y es que un tercio del voluntariado que ejerce labores logísticas en el lugar lo conforman migrantes que ahora tienen allí una suerte de beca-trabajo.
La administración no es fácil. Lo confiesa el actual coordinador de la descomunal infraestructura de atención por la Iglesia Católica, el abogado Jean Carlos Andrade, quien recuerda en diálogo con Aleteia que la obra fue iniciativa del sacerdote colombiano David Cañas.
Los esfuerzos de la Diócesis de Cúcuta (Colombia), en comunión con su hermana venezolana, la Diócesis de San Cristóbal, son inéditos en toda norma. Es la responsable de movilizar a los cafeteros para lograr que tan sólo en Norte de Santander se repartan más de 13.000 raciones diarias de alimentos a lo largo de las parroquias de esa región fronteriza.
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