El peor castigo que históricamente se le aplica a cualquier hombre, después de la muerte, es el destierro.
El desarraigo, dejar hijos… familia… trabajo y amigos, la desaparición de ese entorno social es una muerte parcial para cualquier ser humano. Relatos históricos y literarios nos cuentan sobre personajes épicos, que a lo largo de la historia han enfrentado estos difíciles episodios.
Abro con este comentario, para poner en contexto el drama que a diario viven los venezolanos que día a día tienen que salir de nuestro territorio, por necesidad de alimentos, atención médica, educación, medicinas… Nadie deja todo lo que tiene por deporte o placer, los venezolanos que por millones han tenido la necesidad de migrar, lo hacen con el más profundo pesar.
Es por ello que este mensaje, es para las autoridades y en general para la sociedad entera de nuestros países vecinos, a quienes en muchas oportunidades les catalogamos como “hermanos”.
Maltratar y aplicar sanciones a seres humanos que prácticamente salen de nuestro país huyendo del hambre y la miseria, también es un acto criminal.
La xenofobia que se aplica a los que menos tienen, a los que más necesitan, nos debe hacer reflexionar a todos y sobre todo a los connacionales de todos los países latinoamericanos, que en su momento de crisis y vinieron a buscar refugio en Venezuela, y fueron recibidos con las puertas abiertas.