El primer ministro ruso, Dmitri Medvedev, llega el jueves a Cuba, su otrora principal aliado en Latinoamérica, en una visita que algunos ven como la confirmación de un nuevo acercamiento justo en momentos que la isla atraviesa una nueva crisis económica y enfrenta nuevas presiones de Estados Unidos.
Por Andrea Rodríguez para Associated Press
En Cuba se avizora que la visita de dos días se transforme en acuerdos que beneficien al sector petrolero y el transporte, dos de las áreas más afectadas por la actual crisis económica.
Medvedev, quien estará en Cuba por tercera ocasión, tiene previsto reunirse con el presidente Miguel Díaz-Canel, recorrerá un proyecto de energía en las afueras de la capital y verá las labores de restauración del emblemático Capitolio de La Habana, incluida la cúpula que adquirió el dorado que lo cubre gracias a una donación de Moscú.
Un comunicado del gobierno ruso indicó el lunes que se firmarán acuerdos intergubernamentales y contratos comerciales, aunque no se especificó su índole. Rusia es un importante socio comercial de Cuba, detrás de Venezuela, China, España y Canadá.
A continuación un vistazo al momento en que se realiza el viaje y un repaso breve a las relaciones:
¿En qué contexto se realiza la visita?
Aunque fue programada con antelación, la llegada de Medvedev coincide con el endurecimiento de las sanciones de Estados Unidos a Cuba. Una de las medidas más recientes fue la creación de una lista negra de navieras para castigar a aquellas que traen petróleo.
Cuba produce unos 42.000 barriles de petróleo todos los días, pero tiene un déficit de 62.000 diarios que consigue sobre todo de Venezuela, también cercano socio de Rusia.
La escasez ha provocado desde mediados de septiembre largas filas para cargar combustible, falta de gasolinas, dificultades en el transporte público e incremento del uso de la tracción animal. A esto se suma a un desabasto prolongado de alimentos y productos.
El objetivo explícito de Washington es asfixiar económicamente a la isla presionando por un cambio del modelo político de Cuba y, de paso, quitarle al gobierno socialista de Venezuela a un aliado.
Energía y transporte, el centro de la relación Cuba-Rusia
El comercio entre los dos países llegará a los 500 millones de dólares en 2019, según dijo el vice primer ministro ruso Yuri Borísov en septiembre durante una reunión binacional –gubernamental y empresarial– en Moscú.
En esa reunión se anunció que ambos gobiernos firmaron en enero una “hoja de ruta para modernizar el sistema energético” cubano.
Entre los planes estaría un contrato con la compañía Rosatom, por el cual Cuba reduciría en un tercio la compra de suministros de petróleo desde el exterior, informó la agencia de noticias Sputnik.
También se habló otro convenio entre el grupo ruso INTER RAO y la cubana Energoimport para la recuperación de unidades en tres centrales termoeléctricas isleñas: la Ernesto Guevara, en el este de La Habana; la Máximo Gómez, al oeste, y Antonio Maceo, en el oriente de la isla.
Otro espacio para la participación rusa en Cuba es la agricultura, un sector que fue pilar del intercambio en la década de los 70 y 80 bajo el influjo de la entonces Unión Soviética. Maquinarias para riego y cosechadoras, así como equipo pesado e insumos forman parte de los productos que la isla no produce por sí misma.
En septiembre la conformación de la primera empresa mixta cubano rusa — entre la cubana Siment Aut y la rusa United Composite Technologies– para la fabricación de materiales para la construcción que se asentará en la zona franca de Mariel al oeste de La Habana.
En los últimos años ya se ha incrementado la cooperación en transporte: Cuba compró a Rusia 75 locomotoras.
Según indicó el miércoles Andréi Slepniov, director del Centro de Exportación de Rusia a Sputnik, unos 20 proyectos están en estudio detallado, entre ellos, uno para suministrar lámparas Led para los festejos del 500 aniversario de La Habana y otro para financiar la modernización de Ferrocarriles de Cuba, que tendrá un plazo de unos 15 años.
Asimismo, se planea una iniciativa para darle mantenimiento a la flota de aviones rusos de Cubana de Aviación y se espera una amplia delegación de firmas rusas en la Feria Internacional de La Habana de noviembre próximo, explicó Slepniov.
La Habana-Moscú: Una historia común de amor y desamor
La Habana y Moscú tienen una larga y zigzagueante historia común.
Cuando Estados Unidos comenzó su embargo contra Cuba en los 60, la nación caribeña fortaleció su alianza con la entonces Unión Soviética, que se profundizó cuando la isla se definió como comunista.
Como parte del Consejo de Ayuda Mutua Económica (Came), la principal organización económica del bloque socialista en el siglo XX, Cuba obtuvo toda clase de productos mediante convenios preferenciales: desde maquinarias pesadas y textiles hasta petróleo o vehículos. A cambio, la isla proveía azúcar.
Miles de profesionales cubanos se formaron en la Unión Soviética. Aún es común encontrar a personas que hablen ruso en la isla y ver circular autos Ladas o Moskvich. Familias enteras recuerdan sus viajes a Moscú o los dibujos animados de aquel país.
Luego vino la caída de la Unión Soviética en los 90 y la ayuda que enviaba a la isla se desvaneció. Cuba entró entonces en crisis.
El alejamiento fue radical y dejó una deuda de 35.000 millones de dólares que Cuba no reconocía –alegando que la Unión había desaparecido.
Al paso de los años se restablecieron contactos con Rusia, así como las relaciones en áreas comerciales.
En 2014, el presidente Vladimir Putin condonó el 90% del impago y el resto lo reconvirtió a financiamiento a las exportaciones rusas en la isla.
En la actual década, la visita de líderes rusos a Cuba se han sucedido con cierta regularidad. Medvedev estuvo en la isla en 2008 y 2013, mientras que Putin viajó en 2014. Raúl Castro visitó Moscú en 2012 y Díaz-Canel en 2018.