El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, dijo el lunes que “en las próximas horas” derogará el decreto que elimina los subsidios a los combustibles, tras alcanzar un acuerdo con los indígenas que puso fin a una extendida protesta en el país sudamericano y trajo la calma a la capital, Quito.
El anuncio de Moreno es parte de las tratativas que mantuvo desde la noche del domingo con dirigentes del movimiento indígena para revisar las medidas de austeridad tomadas a inicios de mes, en el marco de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para sanear las finanzas públicas.
“En las próximas horas derogaré el Decreto 883. Hemos hecho una elección por la paz”, dijo Moreno en su cuenta de Twitter.
“Se expedirá un nuevo decreto que nos asegure que los recursos lleguen a quienes realmente los necesitan”, agregó, sin dar mayores detalles.
El Gobierno esperaba recaudar unos 1.500 millones de dólares anuales con la eliminación de los subsidios al diésel y la gasolina extra, vigentes en el país por décadas y del que -según las autoridades- se beneficiaba el contrabando.
Manifestantes indígenas, que habían llegado a Quito desde las provincias andinas y amazónicas para exigir que Moreno restituya los subsidios al diésel y gasolina extra, comenzaron a irse de la ciudad desde el lunes.
“Ya estamos retornando a nuestros territorios”, dijo Inti Killa, un indígena de la provincia amazónica de Napo. “Hemos demostrado que la unión y el convencimiento del pueblo es un volcán que nadie lo puede detener”, agregó.
Estudiantes universitarios, trabajadores municipales y residentes de Quito limpiaron las llantas quemadas y adoquines que se habían arrancado de las calles del centro de la capital mientras el olor a gas lacrimógenos aún flotaba en el ambiente.
De su parte, el sector petrolero retomaba paulatinamente su operación en los bloques que fueron parados en medio de las protestas. El Ministro de Energía, Carlos Pérez, dijo que las pérdida acumuladas llegaban a casi 2 millones de barriles y que esperaba retomar el bombeo normal en un par de semanas.
Las protestas se habían tornado cada vez más caóticas en los últimos días en Quito, por lo que el Gobierno lanzó una ofensiva para detener a manifestantes extremistas, que habían causado daños en bienes públicos, medios de comunicación y autos militares.
El Gobierno culpó al movimiento político del expresidente Rafael Correa de estar detrás de los disturbios, lo que ha sido negado por él.
Reuters