El régimen de Maduro busca influenciar y posicionarse en la región a cómo dé lugar, respondiendo por supuesto a un esquema preelaborado por el Foro de Sao Paolo, dirigido por Cuba. De allí sus intentos en influenciar, en intervenir, más bien, en los asuntos internos de los países de la región, aunque paradójicamente ellos siempre condenen públicamente la interferencia externa en los asuntos domésticos, pero esa es la realidad. Tratan de imponerse para apoderarse del poder y llevar a cabo, lo que debe preocupar aún más a los gobiernos y a los países de la región, actividades delictivas relacionadas con el narcotráfico, la corrupción y el lavado, el tráfico de materiales estratégicos, en fin, actividades delictivas transnacionales que deben detenerse a tiempo.
La estructura de la sociedad internacional está en peligro. Parece algo exagerado, pero es así. El objetivo de este grupo de delincuentes que opera en Venezuela y que cuenta con el apoyo de otros como el de Nicaragua, Bolivia y por supuesto Cuba, es apoderarse de la región y después buscar, más allá, influenciar, que desde ahora tratan de hacer, el Ecuador y Honduras en Latinoamérica, el Oriente Medio, España, Portugal y otros países europeos, sin contar la influencia que intentan o han logrado en algunos países africanos y asiáticos.
El proyecto del Socialismo del Siglo XXI es una amenaza global y así debemos entenderlo o simplemente, en poco tiempo, mucho menos de lo que imaginamos, estaremos tomados por gobiernos vinculados al grupo delincuencial que en vez de proponer soluciones sociales buscan beneficios personales.
Ojalá los gobiernos, las fuerzas políticas y sociales de nuestros países reaccionen y consideren esta amenaza con la seriedad que merece y adopten las medidas necesarias para detenerla, de lo contrario, el orden establecido sufrirá un cambio que será después difícil de revertir.