En los sesudos análisis olvidan y contradicen la evaluación realizada con motivo de la última reunión del citado Foro realizada en Caracas, considerada como un fracaso, donde no asistió el Partido Socialista de Chile, ni los representantes de la organización de los indígenas de Ecuador, tampoco el Frente Amplio de Uruguay y Evo Morales (ahora va segunda vuelta) anunció que no asistirían como gobierno. La figura más importante que concurrió solo para la clausura, lo hizo en un acto cerrado y reducido Miguel Díaz Canel.
Recordemos que para la fecha del evento en Caracas, se había dado a conocer el informe de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Michel Bachelet, lo que incidió de alguna manera en la ausencia de las organizaciones mencionadas, pertenecientes a la familia de la izquierda democrática. Sin embargo, hay quienes le atribuyen la responsabilidad de los hechos tanto en Ecuador como en Chile, precisamente a esa reunión del Foro de Sao Paolo, donde las organizaciones más representativas de esos países no asistieron.
Se suele responder como diría un amigo “disparando desde la cintura”, sin detenerse ni siquiera breves momentos a intentar desentrañar la realidad de cada fenómeno, se actúa adoptando un manual con conceptos preestablecidos, adecuando las repuestas a cualquier situación que se presente en los lugares más disímiles del planeta.
Los recientes acontecimientos en Ecuador y Chile han inundado las redes y los chats de watsApp, convirtiéndose en una exposición de los más variados criterios, la mayoría no exentos de las falencias y los códigos enunciados. Desde distintos ángulos se le otorga a los sucesos las variables de obedecer a conspiraciones externas, sin intentar hurgar en la realidad de esos países, donde existen profundas y arraigadas razones sociales y políticas que dan origen a la protesta, por supuesto ellas no justifican los actos vandálicos y delincuenciales.
Nuestra preocupación se fundamenta en la urgente necesidad de profundizar en una reflexión que nos conduzca a comprender los cambios experimentados en las sociedades de este tiempo, el arraigo del populismo en nuestro países, la aplicación de ajustes macroeconómicos, donde los avances alcanzados por algunos no han superado la inmensa brecha social y la desigualdad social existente lo que plantea cada vez mayores exigencias y demandas desde los sectores más vulnerables.
En nuestro particular cuadro de dificultades tal exigencia requiere igualmente un esfuerzo de elaboración teórico-político, para poder avanzar en la ruta definida y lograr el cambio con gobernabilidad, en medio de la conquista de la democracia, la igualdad de oportunidades, la reconciliación entre los venezolanos y la reinstitucionalización del país. Tamaña labor exige de la dirección política, no tan solo de ella, despejar las incógnitas planteadas por los nuevos problemas. Incurriríamos en un grave error si pretendiéramos hacerlo con las vetustas fórmulas conocidas y trilladas durante mucho tiempo. Los cambios experimentados por la humanidad en esta era se suceden a una velocidad inimaginable hasta hace poco, la revolución científico técnica, ha producido un gran impacto en el comportamiento social. No existe un recetario para atender a las interrogantes de este tiempo, ellas exige nuevas repuestas, para lo cual los dogmas resultan inservibles. Los manuales resultan inútiles