Dove Cameron (Seattle, 1996) es estrella de la factoría Disney, pero no una más. En su corta vida ha vencido a la depresión, ha aceptado la ansiedad como parte de ella misma y, a sus 23 años, protagoniza “Los Descendientes 3”, película que suena a despedida del gigante cinematográfico.
Cameron encarna, en la última parte de “Los Descendientes”, a Mal, hija de Maléfica. Los retoños de los villanos de Disney vuelven a la gran pantalla el próximo 27 de octubre en la “mejor experiencia de las tres películas” en palabras de la joven actriz, que atendió a Efe en Londres.
“Ha sido la más mágica. Diría que la música es la mejor, se da una visión más íntima de los personajes y todos nos los hemos pasado mejor que nunca. Creo que en las dos anteriores se planteaban muchas preguntas que son respondidas en esta. Si eres fan, va a ser tu favorita”, explicó una Cameron que no duda en disculparse por llegar ligeramente tarde al encuentro.
No suelta la sonrisa y ni siquiera interrumpe la entrevista para dar algún sorbo al enorme vaso de café que le acompaña y que se va enfriando con el paso de los minutos.
Ella misma lo expone: “Me encanta hablar con la gente”, y lo demuestra contando su historia, particular y cargada de altibajos. Con catorce años vivió un divorcio en casa y una mudanza de ciudad y, más tarde, el suicidio de su padre.
Con el paso del tiempo ha sufrido episodios depresivos, ansiedad e inseguridad, todo mezclado con ese cóctel llamado fama.
“Definitivamente, (sufrir) me ha hecho más fuerte. Me gustaría decir que ha sido fácil y que estar en este mundo no me afectó, pero…”, sopesa quien no tiene problema en abrirse a la hora de abordar sus problemas.
“No sé si alguna vez has estado enfrente de mucha gente y has sentido pánico. Muchas veces tienes ansiedad y un día horrible, pero te encuentras con personas que saben quién eres y es maravilloso, aunque te puede causar más ansiedad, porque te quieres esconder, pero no siempre puedes con este trabajo”, reflexiona.
La actriz saltó a la fama gracias a la serie de Disney Channel “Liv & Maddie” y, desde entonces, siempre ha estado ligada, de una manera u otra, a Disney.
“Empecé “Liv and Maddie” cuando tenía 16 años y “Los Descendientes” con 17. Acabamos de grabar la serie hace unos tres años y esto hace nada. Siento que esta tercera película es como despedirme de Disney, aunque en el fondo nunca le diré adiós. Es como graduarse en el instituto o salir al mundo real”, bromeó.
Despedirse del personaje de Mal, como lo fue decir adiós a Liv & Maddie”, ha sido “parecido a una ruptura”, como si le hubieran “roto el corazón”, aunque no siente que haya dejado nada atrás ni que su vida vaya a dar un gran giro.
“Ahora quiero pensar en mí y en lo que quiero hacer”, matiza. De lo que ya no se puede librar es del papel de modelo a seguir para los millones de niños que la idolatran y que ven en ella un ejemplo no convencional.
“Sentía presión cuando era más joven porque creía que solo había una definición de ser un modelo a seguir. Pensaba que iba a tener problemas en adaptarme porque pensaba que ser un modelo era ser una persona muy serena, muy dulce, no levantar mucho la voz, no decir cosas que pudieran molestar”, expone la actriz.
Pero Cameron huye de ese boceto que ella retrata. Se explaya sin tapujos en sus propias opiniones, lleva tatuajes, le gusta vestir de oscuro y reivindica con rabia la belleza del cuerpo femenino. No es la típica princesa Disney y en Instagram le siguen más de 30 millones de personas. Es ahí cuando vuelve a salir la palabra: Ansiedad.
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“Tenía miedo de las redes sociales porque me gusta interactuar con la gente, pero soy una persona ansiosa y tener tantos seguidores que ven lo que haces, es un cumplido, pero también me daba ansiedad, sobre qué hacer o no. Ahora entiendo el poder de estas herramientas, con tanta gente que me dice cosas bonitas ahí”, advierte.
“Me dicen que para sus hijos soy un ejemplo por hablar de cosas que realmente importan”, sentencia antes de retomar su discurso sobre el estrés, el nerviosismo y la inseguridad.
“Hay mucha gente joven que lo sufre y creo que hay que incidir en esto, porque es algo normal de lo que hace décadas no se hablaba. No lo tenemos que esconder”, apuntó.
Habiendo triunfado ya en los teatros de Broadway, colocado su voz en el mundo de la música y coronado televisión y cine, Cameron señala que su propósito en esta vida es disfrutar del tiempo y encontrar el amor y la felicidad.
“Nunca diría que soy tan especial que he venido aquí por una gran razón. No de una manera egoísta, sino de una forma normal, mi objetivo es encontrar el amor y vivir las máximas vidas posibles sin tener un impacto negativo en nadie”, finalizó.
EFE