La compleja situación política y económica en Venezuela forzó a Ferroatlántica SA, filial de grupo del mismo nombre, a poner a cero su valor en las filiales venezolanas del grupo y a sanearlas, según recogen las cuentas ordinarias de 2018 de la compañía. Ferroatlántica SA realizó en junio de 2018 una ampliación de capital con la que canjeó deuda de la venezolana Ferroven por acciones, publica el diario El País de España.
La sociedad decidió sanear su participación en Ferroven por 63,8 millones de euros. La empresa explica que el movimiento se debe a la “incertidumbre existente en la generación de flujos de caja de las mencionadas participadas”, en referencia a Ferroven y Cuarzos Industriales. Por eso, Ferroatlántica SA decidió continuar con las operaciones en ambas sociedades de Venezuela, aunque solo “a nivel local” hasta que se restablezcan “las condiciones de libre mercado”. Desde la acerera afirman que trata de “una operación contable” que realizó “para sobrevivir en un contexto complicado”, dijo sobre Venezuela.
Las cuentas de 2018, anteriores a que Grupo Villar Mir vendiese Ferroatlántica SA al fondo TPG Sixth Street Partners por 170 millones de euros, y por tanto no reflejan esa operación. Los activos de la sociedad que fueron vendidos constan de diez plantas hidroeléctricas y la fábrica de ferroaleaciones Cee-Dumbría, en Galicia. El grupo Ferroatlántica, expropietario del 100% de la filial de su mismo nombre, Ferroatlántica SA, es a su vez dueño del 100% de Ferroglobe. En esta última compañía grupo Villar Mir tiene una participación del 57%, según se indica en la página web del último.
Antes de sanear Ferroven, Ferroatlántica debió rescatarla. Lo hizo en junio de 2018 a través de un canje de deuda por acciones en Ferroven. Una emisión de acciones “totalmente pagadas” mediante la capitalización de deudas de la sociedad venezolana: 45,1 millones de euros de cuentas que Ferroatlántica tenía pendientes de cobro. También se incluyeron 18,7 millones de euros de un crédito a corto y largo plazo. Dicho crédito venció el 1 de julio de 2019 y Ferroatlántica decidió añadir las “cuotas del crédito no pagadas” en la ampliación de capital social. Este movimiento pretendía “restablecer el equilibrio patrimonial de su participada”, según se indica en las cuentas.
Unas cuentas que describen otro movimiento relevante: la venta por 17,6 millones de euros de la participación mayoritaria en su filial Hidro Nitro a “una entidad patrocinada por un fondo español de renovables”. Desde Ferroatlántica, declinan revelar el nombre, aunque indican de que se trata de una entidad extranjera.
Antes de esta venta, el grupo Ferroatlántica tomó la decisión de segregar algunos de los activos de Hidro Nitro —en concreto la rama de negocio “industrial”— a favor de una sociedad de nuevo cuño llamada Ferroatlántica del Cinca.
Proceso de despido y escisiones
FerroAtlántica incluye en sus resultados dos hechos posteriores al cierre de las cuentas que, explica, pueden impactar en ellos. El primero, la suspensión de 550 contratos de trabajo, cuyo comienzo estaba fijado el 1 de marzo y que la empresa espera que termine a finales de febrero de 2021. Una segunda cuestión es la que afecta a la estructura societaria. El pasado abril se aprobó la escisión de tres sociedades de responsabilidad limitada de nuevo cuño: FerroAtlántica de Boo, FerroAtlántica de Sabón y Grupo FerroAtlántica de Servicios.
Caídas en las cuentas
La compañía de aceros cerró un año más sus cuentas con caídas del resultado: en 2018 obtuvo 19,5 millones de euros de beneficio neto, un 40% menos que en 2017 (32,6 millones). El retroceso se sitúa en el 73% respecto a los beneficios de 2016 (73,3 millones). El ebitda siguió el mismo camino: bajó hasta los 49,5 millones de euros, un 28% menos que en 2017, cuando fue de 69 millones.