La despiadada forma en la que descuartizaron los cuerpos del peruano Jafet Torrico Jara y el venezolano Rubén Matamoros Delgado dejó una marca imborrable en el registro de los casos más violentos en Perú. Como parte de la investigación, se capturó a cinco implicados que formarían una presunta guerra de mafias por drogas y prostitución en el distrito de San Martín de Porres, Perú.
Así lo reseña republica.pe
El pasado 9 de septiembre el país despertó frente a un baño de sangre. Esa fecha, durante la mañana, transeúntes y, después, efectivos policiales, descubrieron las piezas de un cadáver descuartizado en el exterminal de Fiori (S.M.P.). Horas después, se encontraron más partes, esta vez, de un segundo cuerpo a espaldas de la Plaza de Acho, en el Rímac. No pasó mucho para que en otro punto de S.M.P. se hallaran más trozos de, aparentemente, ambos cuerpos.
Al día siguiente, salieron los primeros vídeos, grabaciones en las que se tenía como epicentro al hostal Señor de Sipán (SMP), lugar donde se había producido – exactamente, en el quinto piso- el sanguinario crimen. Solo era cuestión de tiempo para que empiecen a caer, uno por uno, los cómplices.
El recepcionista
El primero en ser capturado fue el ciudadano venezolano Alexander Salazar Álvarez, de 25 años. Este sujeto, quien trabajaba como recepcionista en el hostal Señor de Sipán, habría intentado ocultar lo ocurrido, según el informe policial, manipulando las cámaras del quinto piso donde se produjo el doble asesinato.
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