José Romero: La delincuencia organizada como amenaza regional

José Romero: La delincuencia organizada como amenaza regional

 

A medida que observamos innumerables noticias acerca de escándalos de corrupción en distintos países en el mundo y en especial en Latinoamérica, se hace más evidente que este fenómeno no es otra cosa sino la manifestación visible de las acciones de la delincuencia organizada.

Y es que la delincuencia organizada demuestra inusitados niveles de eficiencia para tejer redes internacionales y penetrar las permeables instituciones militares y civiles encargadas de la aplicación de la ley. Esas que, en teoría, son responsables de la lucha contra el narcotráfico, la trata de personas, legitimación de capitales, comercio ilegal de armas y municiones, por solo señalar algunas. Además de tener la obligación de defender la preservación del estado de derecho que es, nada más y nada menos, la garantía para el funcionamiento de un país democrático moderno.

Lo que ocurre en Venezuela, México, Perú y Colombia, es altamente preocupante debido a lo sofisticado del entramado que soporta sus acciones y cantidad de personas, que ocupando puestos clave en instituciones públicas y privadas poseen a su disposición, eso en modo “cuello blanco” con que cuentan debido a su influencia económica, que se traduce en acceso a toda la estructura del poder tanto político como financiero. Pero también juegan rudo: Los carteles del narcotráfico que forman parte del STAFF son capaces, además, de producir inusitados niveles de violencia (así lo han demostrado en reiteradas ocasiones), incluso en algunos países están de la mano con grupos subversivos o terroristas, que han logrado sustituir de facto a las autoridades (o peor aún, son ellos las autoridades “legítimas” como ocurre en Venezuela).

Tal vez el caso más grave es el de Venezuela, tal como se indicó al final del párrafo anterior, quienes hacen las veces de autoridades y ejercen el poder, aun cuando ser “gobierno” legítimamente hablando esté siendo cuestionado por la mayoría de los países desarrollados y democráticos del planeta, el hecho cierto es que una mafia es la que ejerce el control del Estado venezolano. Por lo que es primera vez en la historia que se da este fenómeno de delincuencia organizada a tan alto nivel de éxito: Son dueños de un país petrolero.

En Venezuela no es un secreto que el narcotráfico ha convertido su territorio en puente hacia diferentes destinos de América, África y Europa. Y es un hecho público y notorio que los niveles de criminalidad la han colocado en el tope de los países más violentos e inseguros del mundo. Sin olvidar que sufre la hiperinflación más alta y rumbo a una de las más prolongadas del mundo.

Mientras tanto, algunas sociedades marchan al paso de campañas electorales donde no se ofrece nada nuevo sino más recetas populistas, algunas abiertamente financiadas por estas mafias y las posibilidades de participación en la toma de decisiones de esos pueblos se ven cada vez más comprometidas por la intervención de nuevos métodos de control, algunos solapados otros descarados, llegando al punto de criminalizar la protesta, controlar los medios de comunicación y usar las necesidades de la gente ofreciéndoles “soluciones” que solo aseguran prolongarlas mientras les someten a un chantaje que les exige el voto en cada proceso electoral. Y la delincuencia organizada va a hacer todo lo posible porque esto continúe así pues eso les garantiza su dominio desde las sombras o directamente ejerciendo el gobierno. Tomarse países completos es el sueño dorado de ellos y ya lo están logrando. Veamos al siguiente país:

En México, ya hace muchos años que los cárteles de la droga lo dominan en todas sus esferas, por lo que, si ya estaba mal, con la llegada de López Obrador haciendo sin tapujos exactamente lo mismo que hizo Chávez en Venezuela para adueñarse del país, no parece que tendrá otro desenlace sino el mismo de Venezuela. Es casi una copia al carbón de la receta de Castro.
López Obrador lleva a su tierra por el mismo rumbo que Venezuela, solo que su ubicación al lado de USA la termina de convertir en una amenaza muy seria e inminente para su seguridad. Por ejemplo, los denominados “narcotúneles” no son sólo eso, tranquilamente por allí entra y sale cualquier cosa, incluyendo terroristas de las muchas organizaciones que ya han demostrado estar dispuestas a ocasionar daños muy serios en su territorio. Siendo las acciones de lavado de dinero sus fuentes de financiamiento vitales, o sea, su base de apoyo es la delincuencia organizada.
Dentro de esa clasificación de generadores de violencia, existe otro grupo cada vez más peligroso, cuya influencia hasta ahora es mayor desde México, pasando por toda Centroamérica hasta llegar a Panamá, son las “Maras” como la MS-13 o “Salvatrucha” y Barrio 18. son responsables de gran parte del tráfico internacional de armas, municiones, personas, además de liderar el microtráfico, la extorsión y el sicariato en muchos países centroamericanos. Aunque son archienemigos entre sí, los cárteles negocian y sostienen relaciones con ambas.

En Perú, se encuentra una zona que se denomina el VRAEM (Valle de los Ríos Apurimac, Ene y Mantaro) que compromete el pleno ejercicio de la autoridad y control territorial del Estado peruano por su insuficiente presencia en parte de los andes y selvas donde se produce la mayor cantidad de Cocaína en el mundo. Lugar donde operan reductos de una de las organizaciones terroristas que llegó a ser la más violenta del mundo: Sendero Luminoso, ahora, aliados con narcotraficantes, es el teatro de operaciones de lo que pudiera denominarse “Guerra de baja intensidad”. A estas acciones se suman las de “Movadef” que es una fachada de SL que ya ha penetrado movimientos gremiales y ha influido en protestas ante proyectos mineros. Llegando incluso a organizar colectas de firmas para solicitar amnistía y libertad de miembros condenados de Sendero Luminoso por sus acciones terroristas.

En Colombia, aún las facciones de las FARC que no se acogieron al tratado de paz y el ELN se mantienen activas tanto en acciones subversivas y terroristas como en narcotráfico, extorsión y secuestro. A ellas se unen las denominadas BACRIM (Bandas Criminales) que ahora están denominando GAO (Grupos Armados Organizados) integradas por elementos de la delincuencia común y otros ex guerrilleros o ex paramilitares dedicados también al narcotráfico local, Sicariato, extorsión, secuestro, abigeato y robos comunes. Pero ahora resulta que también controlan la explotación de minerales en vastas zonas de Venezuela y Colombia. Muchos de sus elementos mejor capacitados provienen de grupos desmovilizados de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), FARC o ELN y parte de sus acciones comprometen la seguridad fronteriza por los estados Táchira, Apure, Bolívar, Amazonas y Zulia de Venezuela (Venezuela posee 2.219 Kms de frontera con Colombia, mucha de ella en áreas despobladas o selváticas).

La situación colombiana y venezolana ya era preocupante por sus efectos regionales, pero luego concretarse los “Acuerdos de Paz” que se negociaron en Cuba y que significó incorporar a la sociedad colombiana miles de individuos cuya única actividad y formación ha sido participar en acciones armadas contra el Estado y la población civil de Colombia. ¿Qué se podía esperar que ellos hicieran una vez lograda su supuesta desmovilización?, además, ¿Dónde están sus arsenales, los verdaderos, no esos cachivaches que entregaron?; ¿Por qué no hubo exigencia de que entregasen sus activos para, al menos en parte, compensar a las víctimas de sus masacres, mutilaciones y violaciones sexuales?, lejos de eso, a sus líderes les dieron una palmadita en la espalda como castigo y, de paso, les obsequiaron curules en el congreso.

Por todo esto, no podemos llamarnos a engaño: Las actividades de la delincuencia organizada son efectivas, sofisticadas, globales, disponen de entes pensantes, preparados y con acceso a toda la estructura del poder e infraestructura de entes privados y estatales que van desde el complicado mundo bursátil, banca de inversión, sector construcción… La lista es interminable para la legitimación o lavado de capitales provenientes de sus muy bien elaborados delitos. Todo ello ha creado una falsa sensación de bienestar y “crecimiento” económico en muchos países de la región, cuyo “éxito” es publicitado por las clases que dominan la política regional y organismos multilaterales. Claro está, esa sensación, en parte, obedece a un crecimiento real, el problema está en que, por ejemplo, los desarrollos urbanísticos se limitan a estratos altos en las principales ciudades y a sectores de la misma que producen un alto rendimiento de la inversión una vez vendidas las unidades de vivienda o comerciales. Esos capitales solo buscan ser lavados y no van hacia sectores menos favorecidos. ¿Producen empleos?, sí, pero mientras se hacen las construcciones y no son pocos los casos en que los salarios y beneficios no cumplen los requisitos de ley, o sea, no son empleos estables y luego, al terminarse de construir, en centros comerciales cuyos negocios necesitarán personal pero: ¿Cuánto y con qué salario?, al final, crean una distorsión en la economía y abren más la brecha de las desigualdades sociales, ya que los impuestos generados tampoco son invertidos por las clases políticas en el mejoramiento de las condiciones de acceso a la educación, ni siquiera en capacitación de algún arte u oficio que le permita a la gente humilde poseer la habilidad o destreza necesarias para ofrecer sus productos o servicios y, así, mejorar sus vidas y las de ese entorno urbano que siguen siendo áreas marginadas, por ende, propiciadoras del caldo de cultivo de la delincuencia y las generadoras de violencia.

Respecto a lo anteriormente expuesto, ¿Existe algún estudio que determine cuánto del PIB de estos países proviene de las actividades de lavado o legitimación de capitales que se inyecta a la economía nacional? Porque esa es una información crítica para saber cuánta es la distorsión de esas economías, por ende, cuánto de ficción hay en ellas y de qué tamaño es el espejismo.

Estas son las aguas donde estamos nadando. Sometidos a las consecuencias de las acciones de los movimientos populistas, que sirven a los intereses de muchas mafias transnacionales, las cuales, paradójicamente, tienen todo qué ganar: Llegan al poder con ofertas “socialistas” que no son más que comunismo disfrazado, profundizan el desastre de la marginalidad porque esa es su clientela, culpando a la “oligarquía” criolla o al “imperio” que impiden que los planes y proyectos para el pueblo se concreten, cuando en realidad lo que están es robándose todo el dinero posible. Pero si en algún momento pierden el poder, entonces el nuevo gobierno se consigue tal grado de desastre que deben tomar drásticas medidas para hacer las correcciones necesarias, generalmente con un límite de tiempo tan corto que ocasionan fuertes impactos socioeconómicos, pero, lamentablemente, carentes de una efectiva campaña de información, que sostenida y didácticamente, explique muy bien a la población cuál es la situación, así como sus causas, pero también qué hay que hacer y cuál es el objetivo. Por esa razón, al tomar las medidas necesarias, sus consecuencias inmediatas son tan graves que les facilitan “argumentos” nuevamente a los populistas para que organicen sus campañas en torno a que con ellos se vivía mejor. Resultado: La gente, sobre todo los más humildes que son mayoría y quienes más votan, ignorantes como les mantienen, llegan a la conclusión que es verdad, volviendo a votar por los verdaderos causantes del desastre y se inicia el círculo vicioso de nuevo.

Y resulta que la delincuencia organizada ha conseguido la receta para gobernar a sus anchas, directamente o desde las sombras, porque su poder corruptor ha llegado a comprar votos de pequeños países cuyos líderes son “adquiridos” por las mafias, que garantizan así su impunidad en organizaciones como la ONU o la OEA, que se hacen inefectivas y las convierten en un chiste, tal como ocurrió recientemente al garantizarle un puesto al régimen de Maduro nada más y nada menos que en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, prácticamente a días de que ese mismo organismo, mediante la Alta Comisionada de los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, emitiera un contundente informe que culpa a Maduro y su régimen de delitos y violaciones a los derechos humanos.

Mientras nuestras clases políticas no sean verdaderamente renovadas por generaciones con valores y principios signados por la decencia y efectividad burocrática, seguiremos dando tumbos y sometidos a la incertidumbre acerca de qué nos depara el futuro.

Por ahora, parece que nada bueno va a suceder. Solo esperar a ver si los “gringos” hacen algo por su cuenta y riesgo…Si sale bien, los politiqueros latinoamericanos se anotarán a ganador diciendo que apoyaron las acciones y si sale mal, se sumarán a los críticos de esas prácticas imperialistas. ¿Chévere no?

Exit mobile version