Irán conmemora este lunes el 40 aniversario de la toma de rehenes de la embajada de Estados Unidos en Teherán con manifestaciones antinorteamericanas en varias ciudades del país.
En Teherán, miles de personas se congregaron por la mañana ante la antigua legación diplomática estadounidense, en el centro de la capital, constataron periodistas de la AFP.
“Estados Unidos es como un escorpión con veneno mortal que te sigue importunando cuando ya está aplastado”, declaró el general de división Abdolrahim Musavi, comandante en jefe del ejército iraní.
“La única vía para seguir avanzando es mantener el espíritu revolucionario, fundado en la prudencia y la obediencia al Guía” supremo iraní Ali Jamenei, agregó el militar.
Negociar con Estados Unidos equivaldría a aceptar la “sumisión y la derrota”, aseguró además, retomando palabras del ayatolá Jamenei.
La televisión de Estado divulgó en directo imágenes de manifestaciones similares en varias ciudades iraníes, en especial en Mashhad (norte) e Ispahan (centro), respectivamente segunda y tercera aglomeraciones del país, así como en otras localidades del territorio nacional.
Según la agencia Mehr, afín a los conservadores, “millones de personas participan en estas manifestaciones” en todo el país.
En Teherán, hombres, mujeres -principalmente en chador- y niños agitaban pancartas en inglés y en persa en las que podía leerse: “Muerte a Estados Unidos, muerte a Israel, victoria para el islam”, además de otras burlándose del presidente estadounidense Donald Trump.
Asalto a la embajada
Varias banderas eran portadas con la inscripción “Abajo Estados Unidos”, y numerosas pancartas aludían al discurso pronunciado el domingo por Jamenei sobre la necesidad de impedir a Estados Unidos que “ponga un pie” en Irán.
El 4 de noviembre de 1979, menos de nueve meses después de ser derrocado el último shah, un grupo de estudiantes partidarios de la revolución islámica tomó por asalto la embajada estadounidense en Teherán, calificada entonces de “nido de espías” por los partidarios del ayatolá Jomeini, padre fundador de la República islámica.
Los estudiantes exigían, para liberar a sus rehenes, que Estados Unidos extraditara al shah con el objetivo de que fuera juzgado en Irán.
La crisis terminaría 444 días después, con la muerte del derrocado soberano en Egipto, y con la liberación de 52 diplomáticos estadounidenses.
Las relaciones diplomáticas entre Washington y Teherán se rompieron entonces. Nunca se han restablecido.
El 40 aniversario de la toma de la embajada se produce en medio de crecientes tensiones entre los dos países, sobre todo tras la retirada de Estados Unidos del acuerdo internacional sobre el programa nuclear iraní, suscrito en 2015, y con el mantenimiento de una política de “presión máxima” de Washington contra Irán.
“Los documentos hallados (en el interior de la embajada de Estados Unidos en 1979) confirmaron las afirmaciones de los estudiantes revolucionarios según las cuales Washington utilizaba el inmueble para fomentar complots” contra la naciente República islámica, escribe Mehr.
Arrogancia
El sábado, las autoridades habían presentado nuevos frescos antiestadounidenses en los muros de la exembajada de Estados Unidos en Teherán, denunciando la “arrogancia” de un país presentado como sediento de guerra para sustentar su dominio sobre el mundo.
Cuarenta años después, la toma de rehenes de diplomáticos estadounidenses sigue envenenando las relaciones entre la República Islámica y Estados Unidos.
Para el universitario norteamericano Gary Sick, que estuvo en primera línea en esta crisis al integrar entonces el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, la toma de rehenes es “probablemente el mejor elemento de explicación al callejón sin salida en el que nos encontramos ahora”.
“Todo lo que Irán ha hecho, y todo lo que nosotros hemos hecho desde entonces, el tipo de castigo infligido a Irán, todo ello es totalmente desmesurado”, declaró.