Con mucha hambre y miseria sobreviven al menos 1.000 reclusos en el Centro Penitenciario de Occidente I y II. Así lo denunció Carolina Girón, directora del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), quien añadió que los presos comen una sola vez al día, por lo que amenazan con iniciar una huelga de hambre hasta que el ministerio de Servicios Penitenciarios les envíe suficientes alimentos.
Según manifestaron los familiares de los presos, hay algunos que han perdido hasta 18 kilos en un mes, por lo que su figura es cadavérica y su salud va en detrimento. “Los presos venezolanos sucumben ante la desidia del Estado, y la falta de alimentación es una situación que se replica en todos los penales del territorio nacional. Desde hace mucho tiempo venimos denunciando la muertes por desnutrición, y lo continuaremos denunciando de la mano de los familiares porque es una clara violación a los derechos humanos de los privados de libertad en Venezuela”, sentenció Girón.
Hace pocos días, Girón también alzó la voz por los presos del Centro Agroproductivo de Barcelona, conocida como la cárcel de Puente Ayala, donde más de 1.500 presos están padeciendo por la falta de comida y agua. En noviembre del 2018, en esta cárcel se registró un motín por el mismo motivo. En ese entonces, les llevaron alimentos y se normalizó la situación, pero bastaron unos meses para que de nuevo fallara la distribución de comida en el penal.
En ese sentido, Girón se sumó al clamor de los presos y sus familiares, y exigió el cumplimiento de la regla número 22 de las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos (Reglas Mandela), la cual establece que “todo recluso debe recibir del establecimiento penitenciario una alimentación de buena calidad, bien preparada y servida. La alimentación se debe dar a las horas acostumbradas. El valor nutritivo de la alimentación debe ser suficiente para mantener la salud y las fuerzas. Todo recluso debe tener la posibilidad de tomar agua potable cuando la necesite”.
Nota de prensa