El este de Barquisimeto se llena de bodegones que ofertan productos importados que hace años dejaron de producirse en Venezuela y los exhiben junto a artículos de primera necesidad nacionales, pero con precios dolarizados, que en ocasiones pueden duplicar el valor en el mercado internacional.
Por José D. Sequera | LA PRENSA de Lara
“Están aplicando un atraco con esos precios y lo más lamentable es que el gobierno dejó de supervisarlos”, exclamó Jorge Quintero, consultado, al salir de un establecimiento del este.
Según el gerente de operaciones de Ecoanalítica, Alejandro Castro, uno de cada 10 venezolanos recurre a los bodegones para satisfacer sus necesidades. “Es un fenómeno producto de la distorsión económica, o hiperinflación, a los que sólo pueden acceder aquellas personas de mayor poder adquisitivo o quienes reciben remesas”, señaló. En estos establecimientos de espacios reducidos, las personas pueden conseguir licores importados, delicatesses y chucherías como la Nutella, uno de los artículos más buscados, que puede tener un valor de 9 dólares en presentación de 400 gramos, mientras que en países como México su valor sea 4 dólares, o Colombia cueste apenas 1 dólar.
Simón Salas, vicepresidente de la Cámara de Comercio en Lara, argumenta que la “economía de bodegón”, como se le conoce desde hace un año, se da sin ningún tipo de sanciones o fiscalizaciones por parte del gobierno por la escasez de alimentos y productos de higiene personal que existen en el país producto de la paralización de aparato productivo.
“El gobierno se ha hecho de la vista gorda, a pesar de que el fenómeno afiance los niveles de desigualdad en el país. Mientras los supermercados nacionales están marcados por el desabastecimiento, los bodegones están repletos de productos. En Venezuela se está dando la libre economía, pero los comerciantes nacionales no sabemos adaptarnos a las consecuencias que eso implica”, indicó.
Mohamed Hussein, presidente de la Cámara de Industriales en Lara, considera que los bodegones no representan una competencia para la producción nacional. “Son establecimientos que pueden llegar a triplicar los precios internacionales, que se han impuesto en medio de la peor crisis económica. Comerciantes que se aprovechan de las circunstancias”, mencionó, indicando que el sector se encuentra trabajando al 18% de su capacidad instalada.