El papa explicó que en las crisis sociales desatadas en Latinoamérica “hay Gobiernos débiles que no han conseguido poner orden y paz”, y se mostró partidario de “llamar al diálogo, a la paz, para que se resuelva los problemas”.
Francisco realizó estas declaraciones a bordo del avión papal durante la rueda de prensa de regreso de su viaje a Japón, en la que fue preguntado por las protestas sociales que han sacudido varios países de Latinoamérica en los últimos meses.
“Hay Gobiernos débiles, muy débiles, que no han conseguido poner orden y paz dentro y por esto se crea esta situación”, señaló el pontífice cuando se le pidió comentar las últimas protestas que se están produciendo en países como Chile, Colombia, Bolivia o Nicaragua.
Francisco señaló que alguien durante una conversación le comparó la actual situación en Latinoamérica con la de los años desde el 74 a los 80 en Chile, Argentina, Brasil, Paraguay y Bolivia cuando se puso en marcha el plan Cóndor (operativo militar para acabar con los disidentes), pero él afirmó que “no sabía si esto era así”.
Lo que constató es que en estos momentos “en Latinoamérica no hay declaraciones precisamente de paz”.
Se refirió en detalle a Chile al asegurar que la situación “lo asusta” porque, dijo: “el país acaba de salir de un problema de los abusos que nos ha hecho sufrir tanto y ahora está este problema que no entendemos”.
“Pero Chile está en llamas”, aseveró a los cerca de 70 periodistas que viajaron con él, entre ellos EFE, en esta visita a Tailandia y Japón.
Apuntó la necesidad en estos momentos de buscar “el diálogo, pero también el análisis” de los que está pasando.
Ante la posibilidad de que el Vaticano pudiera mediar en algunas de estas crisis, el papa recordó que “ya Venezuela a su tiempo lo había pedido y que Bolivia ha pedido algo parecido”, y aseguró que la Santa Sede “estará siempre presente cuando sea necesario”.
Ante una pregunta sobre las protestas en Hong Kong, el papa señaló que es algo que se está produciendo en otras ciudades que también “tienen problemas” y nombró el caso de los “chalecos amarillos en la democrática Francia” o en España, sin precisar a lo que se refería.
“Conviene relativizar las cosas y llamar al diálogo, a la paz, para que se resuelva los problemas”, concluyó.
EFE