Por: Voz de América
A cuenta gotas, Denysse y sus tres hijos han visto como los dos años que su esposo, Tomeu Vadell, ha pasado en la sede de contrainteligencia militar de Venezuela (DGCIM) en Caracas, han caído sobre él. El mes pasado, el exdirectivo de CITGO cumplió 60 años y aunque no sabe cuándo volverá a pasar una navidad con su familia, les dice que no pierde la esperanza.
Tomeu, junto con otros cinco ejecutivos de CITGO, una refinería filial de Petróleos de Venezuela (PDVSA) con sede en Estados Unidos, fue arrestado en el 2017 cuando viajó a una junta de la empresa a la capital de su país de origen.
En el momento de su captura, el 21 de noviembre, Tomeu ocupaba el cargo de vicepresidente de refinación de la compañía, puesto al que recién había sido promovido después de trabajar en la refinería de CITGO en Lake Charles, Lousiana, desde el año 99.
El martes, el día en que su esposo debía regresar de Caracas, Denysse recibió una llamada telefónica de un amigo contándole que habían detenido a su marido. “Yo le dije ¿qué estás hablando? No podía creer lo que me estaban diciendo”, contó.
El arresto fue anunciado ese mismo día por el fiscal general de Venezuela en cadena nacional. El estado venezolano los acusa de cinco delitos —entre ellos malversación de fondos y asociación para delinquir—, derivados de una propuesta para refinanciar unos $ 4 mil millones de dólares en bonos CITGO ofreciendo un 50% de la compañía como colateral.
El presidente en disputa, Nicolás Maduro, hizo eco del arresto tres días después y acusó a ejecutivos de “traición” a la patria, un cargo que no se les imputó. La detención dio paso a una serie de despidos y más arrestos dentro de CITGO, incluyendo al expresidente de PDVSA, Nelson Martínez, quien murió después de pasar un año en custodia.
Tomeu no formaba parte de la junta directiva que llevó a cabo las negociaciones, pero el estado venezolano considera que es culpable “únicamente porque sabía de las negociaciones que estaban ocurriendo”, según su equipo legal.
Con base en la propia legislación venezolana, los abogados del señor Vadell argumentan que no se ha respetado el debido proceso en el caso de Tomeu. Esa ley prohíbe detener a una persona como medida preventiva por más de dos años.
En medio del fuego cruzado
Desde el arresto de los “seis de CITGO”, cinco de ellos ciudadanos estadounidenses, la situación en Venezuela y en la propia empresa ha cambiado drásticamente.
El presidente del parlamento opositor, Juan Guaidó, fue proclamado presidente interino del país en enero de este año, desencadenando una disputa por el poder, según describen allegados al caso, que se propagó al sector petrolero. El gobierno encargado tomó control de CITGO, donde nombró una nueva junta ejecutiva y cortó los lazos con PDVSA.
EE.UU. ha dado desde el primer momento su apoyo al gobierno encargado y ha liderado el esfuerzo en la región para presionar la salida del poder del presidente en disputa, Nicolás Maduro. Varios funcionarios del alto rango del gobierno de Donald Trump, incluyendo el vicepresidente Mike Pence, se han pronunciado sobre el caso de Tomeu y los otros cinco ejecutivos de CITGO, exigiendo su liberación. Sin embargo, para el abogado de Tomeu en Washington D.C., Jason Poblete, el caso de Tomeu está en medio de los diferentes intereses por el poder en Venezuela.
“Sus derechos fundamentales están siendo violados mientras los soberanos en duelo y las partes interesadas liman sus desacuerdos. Esto está mal.”, escribió el consejero legal en un comunicado.
Cristina Vadell, la segunda hija de Tomeu y Denysse, expresan que no entienden por qué su papá fue encarcelado. “Hemos buscado respuestas, pero no las tenemos”, contó Cristina. “Es como quizás un colateral de las cosas que están pasando”, agregó.
Violaciones a los derechos humanos
Los sótanos del DGCIM, donde Tomeu está detenido, son conocidos por denuncias sobre las condiciones inhumanas en las que permanecen quienes están allí privados de la libertad. Cristina contó que desde que está encarcelado su padre ha bajado 30 kilos y raramente ve la luz solar.
“Le han negado comida, asistencia médica apropiada y cualquier contacto relevante con su familia”, dijo en un comunicado la consejera legal de Vadell en Houston, Megan Mooore.
Denysse ha podido viajar a Venezuela en tres ocasiones para ver a su esposo, con el que lleva 33 años de casada. A diferencia de las llamadas, en las que sólo puede escuchar su la voz de Tomeu, en cada visita de cuerpo presente, se evidencia el desgaste de dos años de encierro.
En julio del 2018, la primera vez que lo vio en la cárcel, Denise asegura que no lo reconoció. “Parecía un prisionero de guerra; pálido, no tenía cabello”. Sin embargo, al hablar con él, esta vez frente a frente, vio que era “el Tomeu de siempre”.
“Cada vez que lo veo es muy emocionante, me llena mucho y cuando regreso las muchachas me encuentran segura” dijo la madre de tres hijas. “Pero a medida que pasa el tiempo y no sucede [su liberación] pierde uno un poquito de la esperanza”.
Lake Charles
La presencia de Vadell se siente en cada rincón del hogar; su ropa aún está en el armario que compartía con su esposa y la biblioteca donde trabajaba está repleta de fotos suyas con su familia.
El recuerdo del venezolano de ascendencia mallorquina sigue también presente en quienes lo conocieron o trabajaron con él . “Esta comunidad lo extraña y queremos que lo liberen”, dijo Mandy McCalum, quien trabajó en CITGO bajo el mando de Vadell durante ocho años.
El caso de Tomeu ha hecho que la situación en Venezuela sea conocida en una ciudad de 70 mil habitantes en el sur de EE.UU. “La situación de él ha arrojado luz sobre lo que sucede en Venezuela y cuán desafortunadas son las personas que viven allí ahora mismo”, dijo McCalum.
El 21 de noviembre, para conmemorar los dos años desde que Tomeu Vadell fue privado de su libertad, su familia celebró una vigilia a las orillas del lago que da nombre a la ciudad. Al anochecer, docenas de allegados, amigos y excompañeros de trabajo encendieron velas e hicieron un minuto de silencio en su honor.
Cristina recordó un mensaje que le tejió a su papá en una camisa que envió a Caracas: “La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la recibieron”. Mientras tanto, su esposa y sus hijos esperan con ansia, cuándo la madre recibirá la próxima llamada.