Gustavo Tovar-Arroyo: No cesó la usurpación

Gustavo Tovar-Arroyo: No cesó la usurpación

 

El enemigo
No estoy deprimido ni frustrado, molestó sí, muy molesto, pero no deprimido ni frustrado. Entiendo que enfrentamos al enemigo más peligroso y dañino de la historia de Las Américas y sé que no es ni será fácil librarnos de él.
No responsabilizo ni culpo a nadie. Se cometieron gravísimos errores, pero quienes los cometieron también han luchado duro, muy duro.
Hay que seguir.





El diálogo
Después de los estrepitosos fracasos de cada uno de los diálogos que se han intentado con la tiranía, especialmente el de República Dominicana, haber asistido al diálogo de Noruega –ya lo hemos dicho– no fue un error sino un intento de suicidio.
¿Por qué? ¿Qué nos condujo a semejante pifia? ¿En qué estábamos pensando? ¿Estábamos pensando? No lo sé ni lo sabremos jamás. Ya es tarde para lamentos.
Hay que seguir.

La humildad
Si algo ha aprendido este año la nueva generación política es que gobernar no es tarea fácil. No se puede ni debe gobernar sólo con amigos o partidarios políticos, se debe gobernar con los mejores y muchas veces los mejores son críticos, incluso antagónicos, de nuestras posturas.
El hecho extraordinario de ser la generación que derrotó a Chávez –la única– no significa que sea la mejor generación para gobernar al país. Aprendamos. La humildad nos hace mejores, seámoslo.
Hay que seguir.

La usurpación
Sin embargo, estemos claros, la depresión y la frustración son absolutamente comprensibles. No alcanzar la libertad, no cesar la usurpación ni lograr un gobierno de transición este año como se esperaba, deprime y frustra a quien sea. La esperanza está mal herida.
Mal herida, pero no muerta. Mientras nuestro aliento sea capaz de empañar una lámina de vidrio, tenemos fuerzas suficientes para la luchar por nuestra libertad. ¿Respiras?
Hay que seguir.

La rebelión
¿Se han cometido errores? ¿Graves errores? ¡Sí! Pero no todo está perdido, hace falta una rectificación profunda del camino trazado, hace falta un retorno decidido a la senda de la Operación Libertad, hace falta que el presidente Guaidó asuma con brío la rebelión popular total.
Posiblemente sea la última jugada política que le queda a su visión histórica, una lucha final liderada por él contra la tiranía podría significar el cese de la usurpación. Sí es posible, pero es el tiempo de luchar.
Hay que seguir.

El final
Lo cierto es que si nosotros no hemos logrado la estocada final contra la tiranía, ésta también quedó muy afectada por lo sucedido este año, afectada y –ella sí– casi muerta. El escenario internacional la tiene acorralada. Maduro es uno de los seres más despreciados del planeta. Un asco universal señala su perversidad y la abomina.
Hay que combatir hasta el final, hay que llevar al límite la batalla popular contra el tirano. En todos los frentes, sí, en todos. Sin descanso, sin tregua, sin vacilación. Hasta derrocarlos. Unamos todos los esfuerzos en dirección del cese a la usurpación. Sólo el cese. Es lo que añora el pueblo de Venezuela. Lo demás sobra.

Yo seguiré…

 

@tovarr