Crisis disminuye expectativa de vida de pacientes crónicos en Venezuela

Crisis disminuye expectativa de vida de pacientes crónicos en Venezuela

otografía del 15 de abril donde se observan camillas vacías del hospital Universitario, en Caracas (Venezuela). EFE/Miguel Gutiérrez

 

Los pacientes crónicos en Venezuela viven menos que antes. La grave crisis hospitalaria que atraviesa el país y la ausencia de medicamentos en las farmacias reduce la expectativa de vida de los enfermos en el país hasta en diez años. Así lo señalan organizaciones no gubernamentales como Lara Entera por la Salud (OLES) quienes aseguran que Venezuela es uno de los pocos países del mundo en el que sufrir de hipertensión, es una condena a muerte.

Por Osman Rojas | LA PRENSA de Lara





César Ribas, médico sanitarista y excoordinador de OLES, explica que hasta el año 1999 el promedio de vida de un enfermo crónico se extendía hasta los 78 años. Esa es una realidad muy distinta a la que ahora atraviesan los enfermos en la región, pues el especialista estima que la mayoría de muertes por enfermedades crónicas en la actualidad se producen entre los 65 y 69 años de edad.

“Sin tratamiento es muy difícil poder llevar una enfermedad. Las personas se descompensan por la irregularidad que presentan los enfermos a la hora de consumir fármacos. Hay un problema serio que debe ser atacado lo antes posible porque las oportunidades de sobrevivencia en el país son cada vez menores”, señala el doctor.

El especialista comenta que los pacientes que más sufren son aquellos que deben tener un tratamiento perenne como los hipertensos o diabéticos, pues su sistema inmunológico tiende a debilitarse cuando no se consumen los fármacos necesarios. “Es por eso que se observa un significativo repunte en los infartos que se registran en los hospitales. Esto es algo que debe encender las alarmas a nivel nacional porque sufrir una enfermedad crónica es algo natural. Siete de cada diez personas necesitan algún tratamiento”, señala.

Los pacientes con enfermedades crónicas no son los únicos que sufren por la falta de medicinas, pues las personas que sufren de alguna enfermedad degenerativa como el cáncer o el VIH tienen menos oportunidad de supervivencia que hace diez años. “Desde el 2014 no hay boletines epidemiológicos en el país, pero los números que manejan organizaciones nacionales indican que el 70% de las personas que es diagnosticada con una de estas enfermedades muere en un lapso no mayor a cinco años. Sólo el 30% de las personas que son diagnosticadas con enfermedades de este tipo tiene acceso a tratamiento”, dice.

René Rivas, presidente del Colegio de Médicos en el estado Lara, también ha denunciado en reiteradas ocasiones esta realidad y asegura que el Gobierno nacional ha privatizado la salud, pues los hospitales ya no tienen cómo darle respuesta a los enfermos. “Es un holocausto. Lo que está pasando en estos momentos es algo inhumano. Nuestros pacientes llegan a los centros públicos descompensados porque no hay tratamiento en las farmacias. Nosotros en los hospitales tampoco podemos dar muchas respuesta porque allí hay un déficit de medicinas de un 95%”, asegura.

Lo que más preocupa a los médicos es el poco interés que muestra el Gobierno para admitir la crisis humanitaria que hay en el país pues en el 2015, cuando el promedio de vida de un paciente crónico era de 73 años, la Asamblea Nacional (AN) declaró emergencia humanitaria en el país, pero el presidente Nicolás Maduro, ignoró estos informes ahondando la crisis hospitalaria.

“Eso trajo como consecuencia que muchos laboratorios cerraran sus puertas porque entendieron que en Venezuela no había intención de salir de esta crisis. La escasez de medicinas, que para entonces era de un 70%, subió en cuatro años a un 85%, dejando desasistido a los pacientes crónicos”, comentan desde la Federación Farmacéutica de Venezuela (Fefarven).

Los indicativos de mortalidad en Venezuela son tan altos que, de acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) las muertes en el país subieron un 26% en comparación con el 2018 y un 46% en comparación a 2017.