Sabemos que el régimen ha convertido a Venezuela en una lavadora de dinero que afecta hasta los mercados internacionales. Se trata de una corporación criminal manejada por la negra mano del castrismo irredento que causa ya demasiados problemas en la región. Es hora de emprender un gran esfuerzo y desafío hemisférico para matar la culebra por la cabeza, que es ponerle fin al régimen que ha doblegado y humillado al noble pueblo cubano por 60 años; esa es la raíz de la violación de los derechos humanos en el continente; esos truhanes se han empeñado en el desarme de los corazones. Todo lo demás se dará por añadidura.
Libre de ataduras, cada mañana, festejaremos la libertad como una nueva resurrección. Vacilar es perdernos. El hombre tiene como ratio última la libertad a la que se llega con el sacrifico, hay que tener en la vida la idea fija de trascender. La vida por un ideal. Hay que trascender el marco de lo cotidiano.
No amanecimos este año ni con normalización ni con apaciguamiento, el foco está puesto en construir fuerzas en torno a un objetivo común compartido como es lograr el cese de la usurpación. Todos los problemas se nos han multiplicado exponencialmente por la usurpación del poder que no deriva de la libre manifestación de la soberanía popular. El régimen forajido le ha cerrado las puertas a la determinación y voluntad ciudadanas, indetenible por cierto, de ponerle coto a esta corporación criminal que ha desdibujado la esencia de la venezolanidad.
Amanecimos los venezolanos este año que comienza con la determinación de rechazar de una vez por todas a los caballos de Troya que quieren poner el Poder Legislativo al servicio del Ejecutivo. No entendemos cómo teniendo por delante una usurpación en la Presidencia y una asamblea constituyente espuria, estén hablando y planificando esos bandidos unas elecciones parlamentarias. Primero lo primero: cese de la usurpación.
El profeta Hababuc es aquel que le pregunta a Dios por qué a los malvados les es permitido herir a la gente buena. A lo que Dios respondió que en su momento él habría de castigar a los malvados.
Afirma un estratega político venezolano de clase mundial que goza de credibilidad porque habla lo necesario y logra los objetivos, que a él no le interesa la película sino el final de la película, y que está muy cerca el desenlace y será bueno para Venezuela. Enhorabuena.
¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados, ni exiliados!