Adolescente denunció que fue encerrada y abusada por tres jóvenes en una casa rodante

Adolescente denunció que fue encerrada y abusada por tres jóvenes en una casa rodante

Camilla denunció que fue abusada el domingo por la mañana

 

El sábado pasado por la mañana, Camilla volvía de una fiesta electrónica en Quilmes y como se sentía mal, decidió bajarse en la estación del tren Berazategui porque ahí vive su abuela. Eran cerca de la 6 y sabía que era la única persona que podría estar despierta a esa hora. A la altura de la Plaza de los Bomberos, al lado del ferrocarril, fue abordada por tres jóvenes que, al verla algo descompuesta y sentada sobre la vereda, ofrecieron ayudarla. De a poco empezaron a charlar. Se mostraron amables y se ganaron su confianza. De hecho, uno de ellos le dijo que conocía a un amigo suyo, lo que hizo que jamás sospechara que una media hora después iba a ser encerrada y abusada dentro de una casa rodante por los mismos tres muchachos que “amablemente” se habían ofrecido para asistirla.

Por Miguel Prieto Toledo / infobae.com

“Cuando bajo del tren vienen tres chicos, todos mayores de edad, y me dicen ‘porqué estas sola porqué lloras ¿te sentís mal?’ y se sentaron conmigo “para ayudarme, para hacerme compañía. Empezaron a charlarme. En un momento me sentí protegida porque se mostraron amables. Eso me dio confianza. Uno de ellos es amigo de un amigo mío. Lo conocía, así que con más razón confié en ellos. Yo estaba como desorientada. No había comido nada y la presión la tenía baja. Fue entonces que uno me dice que a unas tres cuadras vivía su abuela y que podían ir hasta la casa para pedir ayuda. Yo les dije que sí”, relató Camilla en diálogo con Infobae.

Ese fue el comienzo del dramático momento que vivió la joven de 17 años. Unas calles después, a la altura de 144, entre 11 y 12, estaba ubicada una casa rodante. “Uno de ellos me dice ‘ese es como mi quincho’ y me dice que entremos, pero cuando ingresamos estaba todo vacío: había una mesa y una cama sin colchón. Después cerraron la puerta. Dos estaba adentro y el otro se quedó afuera. Ahí, el que conozco empezó a manosearme y a besarme. Yo estaba mareada y le dije que no, que no me sentía bien. No le importó”, agregó la joven.

El abuso se fue agravando a pesar de resistencia que Camilla trataba de imponer. “No podía permitirme quedar inconsciente. De repente. uno le dijo al otro que se saliera de la casa. ‘Salí que yo la convenzo’, le dijo. El otro pibe le hizo caso y nos quedamos los dos solos. Se sacó la ropa e hizo que le tocara el miembro. Le decía que no, me levantaba las piernas y me quería llevar a la cama. Me apretaba contra él. Me tocaba, me besaba, me trató de bajar el pantalón. También me sacó el teléfono para que no pudiera usarlo, porque en un momento pensé que podía llamar a la policía”, señaló.

Camila intentaba no hacerlo a enojar ni tampoco a los otros dos. Tenía miedo que se pusieran violentos. “Me quedé dura. En un momento se va porque escucha un ruido y sale con mi celular y fue ahí que entró el otro pibe y empieza a hacerme lo mismo. ‘Dale, no podés dejarme con las ganas’, me decía. En un momento no me podía defender. Me agarró pánico al estar encerrada. Tenía miedo de me dejaran ahí”, dijo.

En un momento de lucidez, Camilla le agarró el cuerpo al abusador y logró escapar. En ese momento, la irrupción de un vecino terminó por obligar a que los tres jóvenes saliera huyendo. La adolescente quedó shockeada y fue asistida por varios de los testigos que al escuchar los ruidos salieron a ver qué pasaba. “En un momento lo agarré del cuerpo y lo corrí. El que me robó el celular salió corriendo y ahí se fueron todos. La casa no era de ellos. Un vecino me dice que era de él. Invadieron una propiedad privada. En ese momento se sumaron más personas y me ayudaron: llamaron a la policía, una ambulancia y a mi abuela. Me tiré a la calle a llorar y después me desmayé. Tenía la presión en 6. No podía más”, relató.

Camilla fue llevada al Sanatorio Sábatto donde le tomaron la presión: “estaba muy baja”, recordó. Después hizo la denuncia, aunque no fue fácil. En la Comisaría 1 de Berazategui no le brindaron la atención que esperaba. Según la joven, querían archivar el caso porque los datos los habían tomado mal. Sin embargo, su tía -que es psicóloga forense- habló con la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N° 8 de Quilmes a cargo del fiscal Alejandro Ruggeri y rehicieron la denuncia, cuya carátula es “abuso sexual simple”.

“Al principio se me rieron en la cara en la comisaría. Me dijeron que como no hubo penetración no era tan grave. Después de que se rehizo la denuncia, ahí sí un comisario me comenzó a hacer preguntas. Yo le di los datos de los acusados. Le di los nombres y las edades. Dos me abusaron y el otro fue cómplice. Tienen 18,19 y 20 años. Por ahora no los llamaron. Fue por eso que decidí hacer público el caso en mis redes sociales, para poder ser escuchada”, dijo la joven.

Y efectivamente fue así. Camilla redactó un hilo en Twitter con el relato de lo que le pasó. La repercusión fue muy alta. Su mensaje tuvo más de 17 mil retuits y casi 20 mil usuarios reaccionaron con la historia. “Después de que di a conocer el caso, me llamó una asistente social de la Comisaría de la Mujer de Berazategui y me ofreció asesoría judicial. Además me van a dar un botón antipánico por si me siento amenazada por los agresores”, finalizó la joven, que fue revisada por un médico legista que certificó que no tenía lesiones.

En diálogo con Infobae, el fiscal Ruggeri dijo que la calificación en principio es la que se informó, que hay circunstancias que aún están en materia de investigación como la forma en la que Camilla pudo escapar, y que el celular -que es un Iphone- aún no ha podido ser recuperado.

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