Entre finales de 2005 y principios de 2006, Raúl Osiel Marroquín Reyes, un asesino serial cuyas víctimas eran sólo homosexuales, causó terror en la Ciudad de México.
Por: Infobae
Marroquín Reyes, en ese entonces de 25 años, fue identificado popularmente como “El Sádico” o “El Asesino del arcoíris”, debido a la extrema violencia con la que mataba a sus víctimas.
Nació en Tampico, Tamaulipas, en 1980 y cursó la carrera de médico militar. Además, fue sargento primero del Ejército durante cuatro años, pero desertó y comenzó su carrera criminal. Su primer delito fue robo con violencia por lo que pasó un año en prisión. En agosto de 2005 fue liberado y decidió mudarse a la capital del país.
Debido a la saña con la que mataba a sus víctimas, los investigadores de la entonces Procuraduría capitalina no tardaron en catalogar los crímenes como de odio por homofobia. Aborrecía a los homosexuales a quienes asesinaba asfixiándolos lentamente con una bolsa de plástico hasta que se desmayaban, cuando despertaban repetía la operación, ya después los remataba ahorcándolos con sus manos para después dejar sus cuerpos en maletas que abandonaba por calles de la Ciudad de México.
Su modus operandi era abordar a sus víctimas en bares de la Zona Rosa, a quienes investigaba para saber si sus familiares podrían pagar un rescate. Si confirmaba esta información procedía al secuestro, apoyado por un supuesto cómplice identificado como Juan Enrique Madrid, aunque nunca se supo nada de su paradero.
Tras llevar a las víctimas a un hotel o a su casa, ubicada en el número 4223 de la avenida Andrés Molina Enríquez, colonia Asturias, en la ahora Alcaldía Venustiano Carranza, cobraba el rescate y después los asesinaba.
Aunque se sospecha que pudo haber cometido más crímenes a “El Sádico” se le comprobaron seis secuestros y cuatro homicidios. El primero de ellos en agravio de Jonathan Razo a quien plagió el 27 de octubre de 2005 y asesinó el 12 de noviembre de ese mismo año después de haber pedido un rescate a sus familiares de 50,000 pesos. Abandonó el cuerpo en maletas en los alrededores del Metro Chabacano.
Su segunda víctima fue Ricardo López Hernández a quien secuestró el 9 de diciembre de 2005 y asesinó nueve días después, a pesar de haber recibido los 28,000 pesos que pidió de rescate. Abandonó el cuerpo en maletas en calles de la misma colonia Asturias donde vivía.
Sus otras dos víctimas fueron identificadas como: Armando Rivas Pérez y Víctor Ángel Iván Balderas, éste último por el que pidió un rescate de 8,300 pesos.
La policía comenzó a seguirle el rastro cuando se denunció el secuestro de un empleado de una televisora por quien “El Sádico” exigía 120,000 pesos a cambio de su libertad.
El también llamado “Asesino del arcoíris” fue detenido el 26 de enero de 2006 y al ser interrogado sobre la forma en que operaba, aseguró que elegía a homosexuales porque eran más fáciles de “enganchar”. Dejaba que sus víctimas se acercaran a él para luego invitarlos a un hotel o a su casa, aunque aseguró que él no era homosexual.
Al momento de su captura, a Raúl Osiel Marroquín Reyes se le encontraron las credenciales de elector de sus víctimas, “preseas” que llevaba a todos lados con él, según explicó el entonces titular de la Agencia Federal de Investigación (AFI), Genaro García Luna.
Relató que mataba a sus víctimas quitándoles el aliento lentamente utilizando una bolsa de plástico, después los remataba con sus manos ahorcándolos. Y declaró que al momento de acabar con la vida de sus víctimas no sentía rencor.
“Hasta le hice un bien a la sociedad, pues esa gente hace que se maleé la infancia. Una de mis víctimas era portador del VIH, y de cierta manera, evite la propagación del virus”, aseguró entonces “El Sádico” cuando fue interrogado.
Durante el juicio que se le siguió, “El Asesino del arcoíris” también afirmó que no se arrepentía de sus crímenes.
“Lo volvería a hacer, sólo que sería más cuidadoso para no ser atrapado y no cometer los mismos errores. De lo único que me arrepiento es de lo que está pasando mi familia ahora”.
Sus confesiones y los peritajes que las autoridades de diversas agencias realizaron bastaron para que Osiel Marroquín fuera condenado a 280 años de prisión en 2010. Actualmente cumple su sentencia en el penal de Santa Martha Acatitla, al cual fue trasladado en 2010, después de haber estado preso en el Reclusorio Oriente.