Al igual que las garrapatas hacen con los perros, el gobierno de Nicolás Maduro está empeñado en chuparnos hasta la sangre. No conformes con mutilar a millones de familias venezolanas, acabar con la producción nacional, propiciar la muerte de cientos de enfermos por la falta de medicamentos y meter a la cárcel a quien le apetece por el simple hecho de pensar distinto, ahora pretenden quitarnos los pocos dólares que podamos manejar para tapar el tremendo hueco fiscal que ellos mismos crearon.
Y es que la cuerda siempre revienta por el lado más flojo y siempre somos nosotros, los pendejos, quienes pagamos los platos rotos. La gran idea que se le ocurrió ahora a quienes están en Miraflores para meternos la mano en el bolsillo es la implementación de un Impuesto al Valor Agragado para las transacciones que se hagan con una moneda distinta al bolívar como dólares, euros o pesos colombianos. Esta alícuota podría ubicarse en 25%, es decir, que si el monto a pagar son 100 dólares usted tendrá que desprenderse de 25 verdes adicionales para contribuir con el gobierno. Pareciera que tener dólares en este país es un lujo y que quien los tiene es millonario, pero nada más alejado de la realidad.
Un estudio hecho por Ecoanalítica en octubre pasado da cuenta de que 54% de las operaciones comerciales que se hacen en el país son en dólares mientras que en Maracaibo pueden llegar al 86%. ¿Será entonces que en la capital zuliana somos todos unos “musiúes” forrados en plata? Pues no. Aunque esa sea la conclusión que brota de la precariedad analítica gubernamental, mucho de ese flujo de divisas proviene de las remesas que envían a sus familias quienes han tenido que huir de la crisis política, económica y social que vive Venezuela, o son los ahorros de una clase media trabajadora que ha sido blanco de todos los fracasos económicos de los últimos 20 años o de los tigritos o marañas que más de uno tenemos que hacer para intentar mantenernos a flote en medio de una hiperinflación que devora todo a su paso. Además, el sistema financiero nacional no tiene los bolívares suficientes para atender la demana. De hecho, en todo los rincones del país se hace cuesta arriba conseguir efectivo.
Este nuevo impuesto fue propuesto por el mismísimo presidente obrero en su presentación de memoria y cuenta ante la Asamblea Nacional Constituyente el pasado 15 de enero y en menos de 15 días fue aprobado por los parlamentarios chavistas para comenzar a aplicarse en marzo. Está enmarcado en la reforma parcial que hacen al Código Orgánico Tributario, que además toca la Ley de Aduanas y contempla lo que denominan la creación de una cartera única productiva nacional.
Pero ésto no queda aquí. En Venezuela, de acuerdo al Código Orgánico Tributario vigente, el cobro de multas, Impuesto Sobre la Renta, impuestos municipales, pagos en registros y notarías, entre otros, se rigen por el precio de la Unidad Tributaria que se ajustaba cada año de acuerdo a los resultasos de la tasa de inflación del período anterior. Sin embargo, este año se ordenó su variación mensual anclada al petro para todos los trámites administrativos en organismos del estado para ir a la par de la hiperinflación pero ni por equivocación se les ocurre indexarle a los sueldos y salarios de nuestros trabajadores la tasa inflacionaria actual e irlos reajustando sobre la marcha.
Lo ancho para ellos y lo angosto para nosotros. Una vez más los venezolanos estamos contra la pared. Cada mes incrementa todo menos nuestros ingresos, y encima quienes hoy nos gobiernan también nos quieren arrebatar los poquitos churupitos que en dólares podamos conseguir. Definitivamente, este gobierno tiene de socialista lo que yo tengo de astronauta.
Gladys Socorro
Periodista
Twitter: @gladyssocorro