Apuestas en dólares y cero política, peleas de gallos en Venezuela se adaptan a la crisis (Fotos)

Apuestas en dólares y cero política, peleas de gallos en Venezuela se adaptan a la crisis (Fotos)

Un fan venezolano ve una pelea de torneo en el club de peleas de gallos “Club Gallistico Caracas”, en Caracas, el 20 de enero de 2020. (Foto de Yuri CORTEZ / AFP)

 

“¡Mátalo! ¡Mátalo, pues!” Dos gallos libran un duelo sangriento al calor de apuestas en dólares en una gallera de Caracas. La euforia es tal que la descomunal crisis venezolana, que empoderó al billete verde, parece quedar en el olvido.

Cerveza, ron y uno que otro whisky ruedan entre los apostadores, dependiendo de las posibilidades de su bolsillo.





“Aquí viene todo el mundo: limpio (pobre), con plata, político, no político, de todo hay”, comenta Ángel Salamanca, encargado del Club Gallístico de Caracas, fundado hace 70 años y que luce congelado en el tiempo.

Un ruedo alfombrado alberga las riñas. La primera fila de sillas, numerada, es la más cara. El resto son gradas de concreto.

Botellas de ron por cinco dólares o cachapas con queso, una comida típica a base de maíz, por un dólar son ofrecidos por vendedores que buscan su sustento en una economía reducida a menos de la mitad en seis años.

Pesados y examinados, los temblorosos animales, criados especialmente para enfrentarse en combate, son echados al coso entre gritos y manoteos que no cesan durante 15 minutos de contienda. “Es semejante al boxeo”, suelta un asistente.

Los sábados se celebra un encuentro “popular” y los lunes uno “especial”. La diferencia: el monto de las apuestas. En galleras más exclusivas el premio mayor puede ser 5.000 y hasta 30.000 dólares, cuenta Salamanca.

Tambaleándose por los efectos del ron, un hombre besa a su gallo tras sobrevivir a una feroz batalla. Otro, exhalando el humo de un habano, le reza al suyo al oído para darle “suerte”.

Los dólares corren libres ante una devaluación del bolívar de 98,6% en 2019, cuando abarcaron más de 50% de las transacciones. Este año representarán el 70%, prevé la firma Ecoanalítica.

La falta de bolívares en efectivo, además, obligó a pactar apuestas mediante transferencias electrónicas, pero esta opción fracasó porque muchos “tiraban cachúas (no pagaban)”, relata Salamanca.

“La palabra del gallero vale mucho, apuestas y sabes que tienes que pagar, y con la crisis muchos quedaban mal”, añade.

Un grupo de fanáticos venezolanos entra al ring después de una pelea de gallos en el club de peleas de gallos “Club Gallistico Caracas”, en Caracas, el 27 de enero de 2020. (Foto por Yuri CORTEZ / AFP)

 


– “No se habla de política” –

En las galleras venezolanas, los recintos donde se celebran las riñas, hay un pacto implícito: no se discute sobre política, al punto que chavistas y opositores se tratan con familiaridad.

Afuera quedan las acusaciones de “dictador” y “títere de Estados Unidos” que cruzan el opositor Juan Guaidó, reconocido como mandatario interino por medio centenar de países, y el presidente socialista Nicolás Maduro.

“Aquí no se habla de política para nada, venimos a olvidarnos de todo”, comenta Avilio Subero, dueño de una gallera en la Cota 905, zona popular que acapara titulares por su elevada criminalidad.

Pero Avilio lo considera un estigma. “Esto no es violento, aquí usted deja su carro y no lo tocan”, defiende entre la algarabía de una jornada cuyo premio principal es un cerdo de unos 30 kilos.

Mujeres y niños también observan las riñas.

María, esposa de un gallero, se saborea con el escurridizo puerco que ha logrado zafarse varias veces de la cuerda que lo ata a un pilar de concreto. “¡Esa orejita frita es una delicia!”, exclama.

“Me gusta ver la pelea, siento emoción”, cuenta por su parte Andreína, de 16 años, que las graba con su celular.

Galleros defienden las riñas como una “cultura” y una “industria” que genera empleo, pero para organizaciones animalistas son un práctica cruel.

Puerto Rico, por ejemplo, es foco de polémica tras una ley federal de Estados Unidos que las prohibió en diciembre pasado. Desafiando a Washington, la gobernadora de la isla aprobó otra ley para mantenerlas.

En Venezuela no se discute abolir esta tradición venida de Europa, donde se ha eliminado progresivamente.

“Los poderosos de este país juegan gallos”, susurra un criador a la AFP.

Los fanáticos venezolanos conversan antes de una pelea de gallos en el club de peleas de gallos “Club Gallistico Caracas”, en Caracas, el 27 de enero de 2020. (Foto de Yuri CORTEZ / AFP)

 

– Laboratorio de gallos –

La sangre gotea, las plumas vuelan y la adrenalina se enciende en un ruedo donde obreros, empresarios y militares buscan fortuna por igual.

En un rudimentario laboratorio se verifica que las aves estén libres de drogas, espuelas envenenadas o grasa en el plumaje. Óscar Velásquez lleva 47 años trabajando en un cubículo con una ventana de vidrio, rodeado por curiosos.

Con algodones impregnados de agua destilada y alcohol, este químico de 73 años frota al animal y pone gotas de la muestra sobre papel de tornasol: si cambia el color, hay alguna alteración y la pelea no es concedida.

Delgado y de voz suave, Óscar, con 14 hijos, se apoda a sí mismo “ala rota” desde que hace 12 años perdió un brazo de un disparo en un asalto. Omar lo asiste bebiendo de vez en cuando tragos de ron.

“¡Qué gane el mejor!”, sentencia “ala rota”, mientras su ayudante lleva los gallos en una “cuna” de tela hacia el redondel.

Cobrando un dólar por revisión, en un día pueden ganarse de 12 a 15 verdes cada uno. “No está mal”, dice Óscar, en un país con un salario mínimo equivalente a 6 dólares. AFP

Los hermanos venezolanos Omar (L) y Oscar Velázquez (R), que han estado trabajando durante 12 y 48 años respectivamente, esperan para hacer una prueba antidopaje a los gallos antes de la pelea en el club de peleas de gallos “Club Gallistico Caracas”, en Caracas. , el 20 de enero de 2020. (Foto de Yuri CORTEZ / AFP)

 

Los fanáticos venezolanos ven una pelea de torneo en el club de peleas de gallos “Club Gallistico Caracas”, en Caracas, el 20 de enero de 2020. (Foto de Yuri CORTEZ / AFP)

 

Un grupo de fanáticos venezolanos de peleas de gallos entra al ring para ver a los gallos de pelea, en el club de peleas de gallos “Club Gallistico Caracas”, en Caracas, el 20 de enero de 2020. (Foto por Yuri CORTEZ / AFP)

 

Un fan venezolano graba un video con su teléfono celular de un gallo después de una pelea que terminó en un empate durante un torneo en el club de peleas de gallos “Club Gallistico Caracas”, en Caracas el 25 de enero de 2020. (Foto por Yuri CORTEZ / AFP)

 

Un grupo de fanáticos venezolanos anima y ve una pelea de gallos en el club de peleas de gallos “Club Gallistico Caracas”, en Caracas, el 20 de enero de 2020. (Foto de Yuri CORTEZ / AFP)
Un gallo permanece en su jaula de descanso mientras está físicamente condicionado para pelear en un futuro torneo en el club de peleas de gallos “Club Gallistico Caracas”, en Caracas, el 25 de enero de 2020. (Foto por Yuri CORTEZ / AFP)

 

El dueño de un gallo celebra después de que su gallo derrotó a su oponente durante una pelea de torneo en el club de peleas de gallos “Club Gallistico Caracas”, en Caracas, el 25 de enero de 2020. (Foto por Yuri CORTEZ / AFP)

 

Un miembro de un equipo de gallo que participa en un torneo anima a su gallo durante una pelea en el club de peleas de gallos “Club Gallistico Caracas”, en Caracas, el 25 de enero de 2020. (Foto por Yuri CORTEZ / AFP)

 

El venezolano Oscar Velázquez, de 73 años, que ha trabajado durante 48 años en el club de las peleas de gallos, hace una prueba antidopaje a un gallo antes de su pelea en el club de peleas de gallos “Club Gallistico Caracas”, en Caracas, el 20 de enero de 2020. ( Foto de Yuri CORTEZ / AFP)

 

Un hombre venezolano observa a su gallo después de ser derrotado en una pelea de torneo en el club de peleas de gallos “Club Gallistico Caracas”, en Caracas, el 20 de enero de 2020. (Foto de Yuri CORTEZ / AFP)

 

Los fanáticos venezolanos ven una pelea de torneo en el club de peleas de gallos “Club Gallistico Caracas”, en Caracas, el 20 de enero de 2020. (Foto de Yuri CORTEZ / AFP)

 

El venezolano Omar Velázquez, de 65 años, que ha trabajado durante 12 años en el club de las peleas de gallos, hace una prueba antidopaje a un gallo antes de su pelea en el club de peleas de gallos “Club Gallistico Caracas”, en Caracas, el 25 de enero de 2020. ( Foto de Yuri CORTEZ / AFP)

 

Dos gallos pelean con espuelas de plástico durante un torneo en el club de peleas de gallos “Club Gallistico Caracas”, en Caracas, el 25 de enero de 2020. (Foto de Yuri CORTEZ / AFP)

 

Un gallo permanece en su jaula de descanso mientras está físicamente condicionado para pelear en un futuro torneo en el club de peleas de gallos “Club Gallistico Caracas”, en Caracas, el 25 de enero de 2020. (Foto por Yuri CORTEZ / AFP)

 

Un aficionado venezolano besa a un gallo después de ganar una pelea de torneo en el club de peleas de gallos “Club Gallistico Caracas”, en Caracas, el 25 de enero de 2020. (Foto de Yuri CORTEZ / AFP)