El ministro de Transportes, José Luis Ábalos, permaneció unos 20 minutos con la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, en una sala VIP de la compañía Sky Vallet en el aeropuerto de Barajas. Éste fue el último episodio del encuentro que mantuvieron el número tres del PSOE y la número dos del Gobierno de Nicolás Maduro durante la madrugada del 20 de enero en Barajas y que todavía quedaba por despejar. Rodríguez pasó la noche en un habitáculo reservado para ella y custodiada por dos funcionarios de la Policía Nacional.
Por Francisco Pascual / elmundo.es
Las contradicciones
Las versiones ofrecidas por Ábalos sobre su peripecia aeroportuaria han sido diversas. El ministro aseguró primero, cuando Vozpópuli desveló la reunión, que acudió en plena madrugada para recibir a su «amigo», el también ministro venezolano Félix Plasencia, que llegaba en un jet privado procedente de Caracas. Posteriormente, reconoció que saludó de forma «casual y fortuita» a Delcy Rodríguez, al toparse con ella en la aeronave. Más tarde, admitió que se trató de una conversación de 25 minutos en la que le disuadió de que descendiera a tierra por instrucciones del ministro del Interior. Cuando se supo que ésta lo había hecho, añadió que simplemente se despidió de ella durante un «breve instante». Ese instante no fue tan breve.
La alerta
El avión modelo Falcon 900 alquilado por el Gobierno venezolano y procedente de Caracas aterrizó a las 00:12 horas del lunes 20 de enero en la terminal ejecutiva del aeropuerto de Madrid. Sin embargo, la presencia de funcionarios policiales se había reforzado de manera extraordinaria desde la tarde anterior.
La embajada de España en Caracas conocía que en el jet privado viajaba Plasencia, pero no la vicepresidenta de Maduro, según reconoció a Europa Press.
Posteriormente, Ábalos aseguró en La Sexta que recibió una llamada del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en la que le explicaba que la embajada sí había detectado la presencia de Rodríguez y que así se lo había trasladado a la ministra Arancha González Laya. Fuentes del Ministerio de Exteriores ratifican que recibieron la alerta cuatro horas antes del aterrizaje.
La aerolínea tenía la obligación de comunicar el embarque de una persona sometida a sanciones por violar derechos humanos desde el mismo momento en que se produce. El nombre de Delcy Rodríguez, el de su pareja y el Félix Plasencia y el de otras cuatro personas estaba incluido en el plan de vuelo, por lo que es muy extraño que la alerta no saltara desde el momento del despegue. Un policía español fue quien detectó su presencia al consultar éste en la base de datos. Inmediatamente, avisó a Exteriores y a Interior.
No ha trascendido la hora exacta de la alarma, pero por el inicio del dispositivo de seguridad se deduce que el Ministerio era conocedor del problema con suficiente antelación. Los efectivos policiales se reunieron en las instalaciones de Sky Vallet que presta el servicio de handling a la aeronave alquilada por el Gobierno venezolano. Habitualmente, sólo suele haber un policía nacional en dichas salas y un guardia civil. Sin embargo, ese día el despliegue fue muy superior y en un ambiente de «nervios», según testigos presenciales.
La visita
Sobre las 23:00 horas, el ministro José Luis Ábalos se desplazó al aeropuerto de Barajas en un vehículo privado. El titular de Transportes no posee ningún turismo de su propiedad en Madrid y tampoco hizo uso de su coche oficial ni de ningún otro del parque móvil del Estado. Fue un asesor, que también es amigo personal y militante del PSOE, quien lo llevó en su turismo particular.
Se trata de una circunstancia anómala. Pero el uso de cualquier servicio del Estado podría interpretarse como que se daba rango de Estado a la actividad de uno de sus ministros más importantes. Moncloa circunscribió primero la visita de Ábalos al ámbito particular. Y después se quedó a un paso de considerarlo como el protagonista de una hazaña diplomática. Según la portavoz María Jesús Montero, el político valenciano evitó una «crisis» al impedir que Rodríguez pisara territorio español, algo que difícilmente hubiese podido suceder al tener prohibida su entrada en España. ¿Si iba comandado para impedir un conflicto diplomático por qué se desplazó con medios propios?
Fuentes próximas al ministro insisten en el carácter particular del desplazamiento, que sólo adquirió la condición de «discreta encomienda diplomática» cuando Exteriores se percató de la presencia de Rodríguez. Sobre cómo sabía el ministro Marlaska que Ábalos iba a ir a Barajas a un asunto particular relacionado con Venezuela, éste lo despachó en La Sexta con la siguiente aseveración: «Ésas cosas se hablan».
El contexto
Durante esa semana, el Gobierno estuvo inmerso en una polémica con el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, a quien Sánchez se negaba a recibir en su visita a Madrid, mientras sí lo habían hecho anteriormente Boris Johnson, Angela Merkel y Emmanuel Macron. Después lo harían el canadiense Justin Trudeau y el norteamericano Donald Trump. El ex presidente Rodríguez Zapatero, que mantiene excelentes relaciones con Maduro y Delcy Rodríguez, y el actual vicepresidente Pablo Iglesias aplaudieron su decisión. La ministra de Asuntos Exteriores sostiene que no ha habido ningún cambio en su política respecto a Venezuela. Fuentes diplomáticas explican que España ha dejado de impulsar una salida a la crisis con unas elecciones sin Maduro, como pretende EEUU, y a defender que «ambas partes» (Maduro incluido) tienen que buscar un acuerdo.
Primer encuentro en el avión
Ábalos acudió al avión acompañado por un agente de paisano que él mismo identificó como «el comisario de fronteras». No hizo uso de ninguna de las furgonetas que la compañía de handling tiene a disposición de sus clientes, sino que se desplazó en un coche marca Toyota habilitado por la Policía Nacional. Tras acceder al Falcon, permaneció algo más de una hora en él. De ese tiempo, según su última versión, estuvo 25 minutos charlando con Rodríguez. El contenido de la conversación no ha sido desvelado. Ábalos asegura que no fue una reunión porque no se trató ningún tema previsto en agenda. Fuentes policiales aseguraron a EL MUNDO que la vicepresidenta de Maduro había exigido ver «a alguien del PSOE». Un portavoz de Ábalos rechaza este extremo.
Una de las versiones no desmentida por el Gobierno y que apuntalan su versión sugiere que Rodríguez habría exigido dormir en un hotel cuando se vio sorprendida por el hecho de que la tripulación tenía que pasar la noche en tierra por un descanso obligatorio. Es difícil de creer. El Falcon fletado por Venezuela tenía como último destino Estambul, ciudad hacia la que partió a las 14:42 horas del lunes 20 de enero. El tiempo de escala en Madrid, donde se quedaría el ministro de Turismo, estaba absolutamente programado.
Fuentes del sector de la aeronavegación privada explican a EL MUNDO que en el plan de vuelo de los pilotos, los periodos de descanso y mantenimiento del avión están previstos con detalle, incluso teniendo en cuenta incidencias climáticas. Ningún piloto puede saltárselos bajo la amenaza de perder su licencia. Por tanto, quienes se subieron en ese avión sabían exactamente qué programación de vuelo llevaban. Delcy Rodríguez era perfectamente conocedora de que tendría que descender del avión y poner el pie en suelo europeo, donde una interpretación estricta de la ley podría acarrearle problemas. Aún así decidió hacerlo no se sabe con qué tipo de garantías.
La identificación
Ábalos dio una entrevista a La Razón el 25 de enero para dar su versión sobre lo sucedido en Barajas. A la pregunta de si la vicepresidenta de Maduro pisó la terminal, el ministro respondió: «No. La saludé en el avión». Es asombrosa una respuesta así cuando el ministro era consciente de que su presencia había sido advertida por decenas de personas. El secretario de Organización del PSOE y la dirigente bolivariana llegaron a la terminal ejecutiva en vehículos separados. Ábalos fue en el Toyota y ella en una furgoneta del handling. Una vez en la terminal, ambos charlaron junto al mostrador.
Los policías allí presentes evitaron pedir la identificación a Rodríguez. El procedimiento de sellado del pasaporte se realiza cuando el pasajero pasa de la zona de tránsito. Sin embargo, es común que para viajeros que llegan desde fuera del espacio Schengen se pida algún tipo de documento aunque permanezcan en tránsito. En este caso, el criterio fue dispar. Al menos, cinco de los pasajeros tuvieron que mostrar el pasaporte. Pero no Delcy Rodríguez. Fuentes próximas al ministro aseguran que fue el comisario quien, a pie de pista, cumplió con el trámite.
Adiós en la terminal
La FBO (Fixed base operator) de Sky Vallet está abierta las 24 horas para sus clientes y consta de una sala de reuniones, una para la tripulación, otra para la planificación de vuelos y tres salas VIP para pasajeros. Ábalos y Rodríguez permanecieron juntos a puerta cerrada durante unos 20 minutos en una de estas últimas. Fuentes del Ministerio de Transportes aseguran que ese encuentro fue una coincidencia, ya que el número tres del PSOE tenía que salir forzosamente por esas dependencias.
Éstas mismas fuentes rechazaron que su conversación tuviera contenido político. Aseguran que Ábalos se despidió, se aseguró de que no se iba a generar ningún conflicto y de que se iniciaban los trámites para su viaje. Dos policías se quedaron en la puerta hasta que la vicepresidenta de Maduro despegó rumbo a Doha. La pareja de Delcy Rodríguez fue la única que embarcó con ella con destino a la ciudad qatarí.