La angustia de la escasez ha vuelto. No hay jabón, no hay pollo, no hay leche, no hay combustible. Desde el fin de semana, en las gasolineras de la capital los cubanos hacen largas colas con sus autos. En ese escenario la espera es la constante. Lo mismo pasa en las paradas y en las afueras de las tiendas. Una espera a la que muchos ya están acostumbrados pero ante la que otros pierden la paciencia rápidamente.
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Reporta 14ymedio que este miércoles, en el servicentro del Acapulco, en Nuevo Vedado, ya no había gasolina de ningún tipo. Ni siquiera había cola. Era un desierto la explanada donde hace unos días decenas de cubanos intentaban conseguir combustible. “Es que ya, no hay. Aquí despachamos gasolina hasta que se acabó. La orden que nos dieron era priorizar a los que compran por tarjeta y limitar a 20 litros a los que pagan en efectivo”, dice uno de los dependientes a este diario.
“Por suerte, ahora ya no pueden escondernos las cosas como hacía antes y más tarde o más temprano tienen que rendir cuentas”
En el punto de venta de 24 y Avenida 23 se repite el panorama. Eliseo Torres estaba en la ventanilla de venta tratando de conseguir información sobre lo que ocurre, pero el empleado solo repite que “no hay” y que no sabe nada más. Torres se queja de que, a pesar de que en muchos lugares la venta de la gasolina está regulada de diferentes formas desde el pasado viernes, los medios oficiales no han explicado qué sucede.
“Si no es por mi hija, que tiene el celular con internet las 24 horas, no me entero de la verdad. Ni en el noticiero y ni en el periódico hablan claro. Por suerte, ahora ya no pueden escondernos las cosas como hacía antes y más tarde o más temprano tienen que rendir cuentas”, dice.
Granma tuvo que reconocer el asunto, en parte, este martes en un artículo que ya en el título atribuye la crisis a un factor externo: Combustibles: los gringos cierran la llave para culparnos.
Yaimara Machín Valera, especialista comercial de carga de combustibles en la gasolinera El Tángana, en el malecón, contó a Granma que el pasado viernes el servicentro “recibió la indicación de vender en efectivo una cuota menor de combustible, debido a la insuficiente disponibilidad de ese recurso”. Además, añadió, ante la escasez “se le dio prioridad a los vehículos que habilitan mediante tarjetas magnéticas, porque el propósito es proteger las actividades de la economía, y algunos servicios principales”.
Este desabastecimiento de combustible coincide con el anuncio realizado esta semana por el Gobierno sobre la autorización para la compra e importación autos a través del Estado. “¿Van a vender carros y no hay gasolina?”, se preguntaba en las redes este sábado el músico Harold López-Nusa.
“He visto que aquí han tratado de explicarle a la gente lo que pasa, pero como tampoco se dijo esto de manera oportuna en los medios, los clientes que vienen no creen nada de lo que dicen los empleados y a veces se ponen furiosos”, cuenta a 14ymedio Luis Tomás, un vecino de la esquina de la calle G y 25, donde hay otra de las gasolineras más concurridas de la ciudad.
Yoel Miguel Pérez Ponce, jefe de turno en el servicentro La Rampa, dijo a Granma que a su gasolinera llegaron “dos o tres individuos que intentaron utilizar el lógico malestar de los clientes, para atribuirle la culpa del problema a quien no la tiene y, de paso, absolver al verdadero culpable (el Gobierno de EE UU)”. Lo mismo ocurrió en Santa Catalina y Boyeros, pero el diario oficial dijo que allí se dieron “respuestas inteligentes y firmes, por parte de los trabajadores y de un grupo de atletas que se encontraban cerca”.
“Eso cuando tengo la suerte de encontrar el combustible. A veces es peor porque no hay, ya uno vive con esa angustia constante”
En las últimas semanas ha sido difícil para muchos choferes mantener sus autos con gasolina. Este miércoles, en la parada del parque de la Fraternidad, en La Habana Vieja, Luis Fonseca, chofer de un carro de alquiler, explicaba que ha tenido que dedicar cinco, seis, o hasta más horas de espera para llenar su tanque. “Eso cuando tengo la suerte de encontrar el combustible. A veces es peor porque no hay, ya uno vive con esa angustia constante. El otro día me tuve que llevar a la niña a sus clases de baile en la guagua porque no pude conseguir en ninguna parte el combustible”.
Desde que el pasado 11 de septiembre Miguel Díaz-Canel explicó en televisión el déficit de suministro de diésel y dijo que el país vivía una “situación coyuntural” los recuerdos del Periodo Especial se presentaron ante muchos cubanos.
“Yo no sé. Esto va y viene, aflojan y aprietan. Ahora, en mi casa, esta semana ya van dos los apagones”, comentaba a viva voz un joven mientras esperaba la guagua para llegar a su casa después de una larga jornada de trabajo. “Yo tengo 45 años y viví el Periodo Especial completo. Ese fantasma lo tenemos ahí muy cercano todavía”.