La reaparición por todo lo alto de la polémica ex senadora colombiana Piedad Córdoba ha complicado a uno de sus nuevos amigos políticos, José Luis Rodríguez Zapatero, a quien vincula con las minas de oro de Nicolás Maduro. Así lo ha relatado en una entrevista concedida al medio digital colombiano Las 2 orillas, donde mezcla de forma confusa a gobernadores chavistas y aliados internacionales con sanciones y corrupción para dibujar a la postre una radiografía descarnada de la revolución que tanto defiende.
Por Daniel Lozano | ElMundo.es
“Pero ustedes cómo están haciendo, yo no lo logro entender. Se lo dije a Rodríguez Zapatero, yo no entiendo esto. Me dijo: a todos nosotros nos dieron una mina de oro. Nosotros explotamos y lo que no nos llega por nuestro lado, nos llega por acá”, declaró Córdoba, admirada por la reciente inauguración de un estadio de béisbol en La Guaira, la costa más cercana a Caracas, en pleno derrumbe económico y social en el país petrolero.
La dirigente preguntó a los allí presentes sobre cómo era posible semejante milagro económico, pese al supuesto bloqueo que alega el chavismo, en un relato que deja más interrogantes que respuestas. La extracción de oro y su contrabando se han convertido en dos herramientas fundamentales de la revolución para eludir las sanciones internacionales.
Las triangulaciones del oro pasan a menudo por Turquía y desde allí se distribuyen a otros lugares. “Todo el mundo quiere el oro de aquí”, parafraseó Córdoba las palabras de uno de sus interlocutores, quien también reconoció que acababan de comprar a China las herramientas necesarias. Generales y jerarcas del chavismo se reparten las minas de la Gran Sabana bajo protección de la guerrilla colombiana y de mafias locales. Incluso el Parlamento ha señalado al hijo de Maduro de estar al frente de una mina de coltán en el Amazonas.
La ex senadora asume como suya, sin cortapisas, la propaganda revolucionaria para asegurar que en el país petrolero “hay problemas, pero no son tan graves como los quiere presentar. Tú vas allá y sientes el bloqueo fuerte, como en Cuba, pero igual todavía hay un Gobierno que pensiona cuatro millones de personas (reciben tres euros al mes)”.
La argumentación de Córdoba alcanza su punto más álgido al asegurar que “el problema es que nunca le pararon bolas (le hicieron caso) a la comunicación del exterior y esto generó más el caos que exilió a la gente”. El derrumbe revolucionario, que suma seis años en recesión con casi el 70% del PIB destruido, ha provocado la fuga masiva de más de cinco millones de venezolanos. Tanto Zapatero como Córdoba coinciden en su defensa a ultranza de la revolución, incluso atribuyen la enorme diáspora a las sanciones de Estados Unidos.
Entre los grandes olvidos de Córdoba en esta entrevista con Las 2 orillas está el nombre de quién es el principal financiador del estadio de La Guaira, inaugurado con años de retraso. Se trata de un viejo conocido suyo, el empresario colombiano Alex Saab, a quien la fiscal rebelde de Venezuela acusa de ser el principal testaferro de Maduro. Saab, perseguido en su país y en EEUU, se ha enriquecido en los últimos años gracias a las cajas de comida CLAP, la versión bolivariana de las libretas cubanas de racionamiento transformadas en la principal herramienta de control social del chavismo.
Piedad Córdoba también se reunió con la vicepresidente ejecutiva, Delcy Rodríguez, hace dos semanas. “Me dice: ve a tal sitio. Yo fui pero no sé sinceramente qué era eso ahí. Y después me dice un señor, bájese de este carro (vehículo). Nunca imaginé que quien iba manejando (conduciendo) era Delcy. Ese es un equipo muy sólido”, se congratuló la activista política.
“La oposición está negociando con Nicolás, están llegando a acuerdos con él. Habrá elecciones. A Guaidó nadie le cree allá”, disparó Córdoba en otro de sus mantras revolucionarios. La ex senadora se refiere de esta forma a la falsa Mesa del Diálogo, conformada por el chavismo y grupúsculos de la oposición (incluido Timoteo Zambrano, el hombre de Zapatero en Caracas), que pretenden cohabitar con el poder revolucionario.
En su último viaje a Caracas, Zapatero presidió el encuentro entre ambas partes, que también contó con el visto bueno previo del canciller ruso, Serguéi Lavrov. Y todo ello pese a que el Parlamento democrático decretó en 2018 que el ex líder del PSOE era “inadmisible” para una negociación o un diálogo político.
La ex dirigente liberal no duda en señalar que “hay una persona ayudando que es Zapatero y muchos de nosotros empujando”, de cara a su principal objetivo en Venezuela: la supervivencia del ‘hijo de Chávez’ en el poder.
El entusiasmo por la causa revolucionaria de esta dirigente izquierdista, en su día muy cercana a Hugo Chávez, también la llevó a afirmar que en unas elecciones, “con o sin Nicolás, gana el chavismo”, pese a lo que dicen todas las encuestas. En el último sondeo de Datanálisis, el 52% de los venezolanos calificaron la gestión de Maduro como muy mala, el 22,5% mala y el 10% de regular hacia mala.
“A Nicolás le ha tocado bailar con la más fea, le ha tocado muy difícil. Es un tipo muy espiritual. Fidel y Chávez se reunieron y escogieron a Maduro por la lealtad”, sentenció Córdoba.