Mientras no se cambie el modelo estatizado y de exclusión del sector privado, no es posible lograr un crecimiento económico y social.
Por: Vicente Brito
Así lo demuestran los montos producidos por nuestros agricultores, industriales y empresarios. Antes y a partir del 2005, cuando arranco el proceso estatizado de los medios de producción privados con las: expropiaciones, ocupaciones, toma o invasión total o parcial de unas 30 mil fincas, hatos, industria, haciendas; así como terrenos urbanos y rurales.
Es bueno destacar que la casi totalidad de los propietarios no recibieron pago o indemnización alguna.
El declive de la producción nacional se puede demostrar en las cantidades obtenidas año por año a partir del 2006 al 2019, así como el incremento de las importaciones las cuales alcanzaron sus mayores volúmenes entre 2009 hasta 2014, cuando comenzó la caída de los ingresos petroleros.
Lo mismo se observa en el incremento de precios y de los niveles de escasez a partir del 2006. Cuando las empresas privadas manejaban el sistema productivo nacional, existían variedades de productos con distintos precios, apenas se importaba parte de materia prima y muy pocos productos elaborados.
Actualmente la producción primaria (agricultura, ganadería y pesca) están muy baja, con sus efectos en los elevados niveles de pobreza y desempleo en el campo Venezolano. Cómo resultado alrededor de un 30% de la población rural ha emigrado a los centros urbanos o al exterior.
Hoy importamos entre 70% y 80% de los alimentos que consumimos buena parte de ellos en productos ya terminados, a esto hay que añadir la caída en el consumo por familia que oscila entre un 20% y 50% de los niveles del 2005.
Lo que nos indica que si no se producen los cambios del modelo estatizado y excluyente al que nos han conducido con poca producción nacional y alta dependencia de las importaciones. Seguirán las desmejoras sociales y económicas, limitando cualquier re-activación de la economía. Lo cual ya nos conduce a una pauperización mayor, al ya empobrecido País que nos queda.