¿Qué es? Una extensa familia de virus que pueden causar enfermedades. Se conoce que varios coronavirus causan infecciones respiratorias, desde un resfriado común hasta enfermedades graves. El coronavirus que se ha descubierto causa la enfermedad por COVID-19. Desconocido antes del brote en Wuhan (China) en diciembre de 2019. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado pandemia.
El virus es muy contagioso en contacto cercano. Los síntomas son: fiebre, cansancio y tos seca. En ciertos pacientes se pueden presentar dolores, congestión nasal, deficiencia renal, dolor de garganta o diarrea. Sintomatologías que suelen ser leves y aparecer de forma gradual. La enfermedad no es grave en el 80% se recupera sin necesidad de tratamiento especial, el 5% requiere hospitalización, 4% exige ventilador y la mortalidad es del 2%. Los mayores que padecen afecciones médicas subyacentes, hipertensión arterial, problemas cardiacos o diabetes, son propensos a desarrollar malestar difícil de tratamiento. Quienes tengan fiebre, tos y dificultad para respirar deben buscar atención médica de inmediato.
Este es momento de verdadera reflexión. El mundo vive horas de incertidumbre, y en Venezuela fue temerario, arriesgado y comprometido para el régimen haber descuidado e ignorado avisos y prevenciones sobre el coronavirus; carencias nutricionales e higiénicas aumentan el riesgo y crean alarma. Y que ahora se pretenda, lavarse las manos como si el socialismo y el interferon cubano, tras intentar evadir responsabilidad culpando a las sanciones del desastroso estado de la atención pública de salud, después que Chávez se confiara a las pésimas intenciones del castro-comunismo, decisión que acabó matándolo.
Los venezolanos, enfrentamos la terrible realidad, podemos y debemos ser cautelosos para prevenir. Las medidas pueden ser drásticas, pero necesarias; hay que entenderlas; debemos reducir el contacto social a lo mínimo. No se podrá evitar que el virus se transmita, pero el objetivo es reducir la rapidez de contagio. El país no cuenta con los recursos para enfrentar una pandemia. Y esa es una verdad inocultable.
Hemos vivido circunstancias terribles antes, nuestra historia lo reseña. Las sorteamos con relativo éxito, logrando continuar con adeudo, compromiso y mucha solidaridad. Enfrentar adversidades siempre ha fortalecido el espíritu del gentilicio y venezolanidad.
Entender que el coronavirus es una gripe que ataca con ferocidad, pero si se cuida en pocos días se restablece. De manera que la primera medida es la calma, quedarse en casa cuando experimente síntomas o padezca una fuerte gripe. Razonar con cordura y aceptar la cuarentena, es lo correcto.
Hay que lograr el distanciamiento social. Esto significa evitar el contacto entre mucha gente. Mucho líquido, bajar la fiebre, evitar gestos de cariño, besar y apurruñar a un contagiado, sea nieto pequeño o abuelo, no lo cura a él, pero en cambio puede enfermar al apurruñador. Es lógico que se suspendan actividades en lugares donde la gente se acumule, mantenerlos abiertos y en operación es facilitarle la vida al virus y arriesgar la salud. Por eso es racional se suspendan encuentros deportivos, misas dominicales, presencia en grandes centros industriales, comerciales y oficinas. Lo dicho, hay que actuar con tranquilidad, sin pánico y quedarse en casa. Aislar al contagiado es lo correcto. No será para siempre, sólo unos días. En tiempos como los actuales, la solidaridad entre los venezolanos es indispensable.
El interferon que se ofrece no es de origen cubano, ni es nuevo -fue descubierto en los sesenta del siglo pasado- y es un producto entre varios que ayudan a fortalecer el sistema inmunológico, pero no es una cura milagrosa para el coronavirus, como tampoco remedio prodigioso para la gripe. Para ésta hay vacunas, es decir, prevención. Para el coronavirus todavía no, pero terminarán inventándola. No en Cuba y menos en esta Venezuela en ruinas, seguramente en alguno de los países tecnológicamente avanzados donde ya están trabajando los grandes laboratorios a toda máquina -China, Estados Unidos, Alemania, Francia, en fin.
El coronavirus no se mata porque no es una bacteria viva, es un virus inerte. Comprar y tomar antibióticos no es lo ideal, pero tampoco hace daño, siempre bajo supervisión médica. Taparse la cara, lavarse las manos, estornudar y toser con precaución, es prevención, son miles de afectados en una población mundial de 7.000 millones. Y de ellos, menos del 3 % sucumbe.
La serenidad de los ciudadanos es fundamental. El buen comportamiento comprando lo necesario en alimentos, medicinas, jabón, alcohol, agua oxigenada, desinfectantes para unos días, no es preciso arrasar con las estanterías. Y muy importante, permanecer en sus hogares, abandonar los espacios públicos, dejarlos vacíos, es dejar sin ambiente al virus.
Lávese las manos a menudo, porque toca superficies, cosas de todo tipo, y se las lleva a la cara. Al lavarse con frecuencia, y quedarse tranquilo, le acorta la permanencia al virus. Y quienes más precauciones deben tomar, porque ya tienen disminuido su propio sistema inmunológico, son los ancianos y quienes tienen enfermedades que afectan, como cáncer, diabetes y otras.
¡Dios bendiga a Venezuela y al mundo!
@ArmandoMartini